Es cierto que Sébastien Lifshitz utiliza la música como apoyo emocional y, en algunos momentos, sobrecarga un documental que no necesita ningún aditivo para secar los depósitos del llanto. Petite Fille contiene tanto dolor, hay en sus imágenes tal concentración de frustración, de infatigable lucha contra los convencionalismos más atroces, que basta con ver las miradas de Sasha y de sus familiares (principalmente su madre) para comprender el trance que están viviendo.
Pero antes de entrar en valoraciones, debería presentarles a Sasha, una niña de apenas siete años en contradicción con su cuerpo. Ni su madre, ni su padre ni sus tres hermanos albergan ninguna duda al respecto de su género, pues desde que pudo expresarse siempre se refirió a sí misma en femenino y dejó meridianamente claro no ya su sentir sino su ser. El conflicto se establece aquí entre la familia y unas instituciones con graves dificultades para reconocer aquello que desborda los esquemas prefijados que establecen una normalidad determinada. Lo más admirable de esta película que pasó por la sección Panorama de la pasada Berlinale y que viene de ganar en los festivales de Gante y Chicago, es el acceso a la intimidad familiar que Lifshitz logra y el respeto con el que trata a todos los componentes (es suficiente con ver el sobrio tratamiento fílmico que se da a las visitas a la psicóloga). Estamos ante un documental observacional que muestra los diferentes estadios de la batalla por la aceptación pública y administrativa de la incuestionable realidad de Sasha y que, a través de imágenes como las de una niña jugando al futbol con tacones o bailando en soledad, se convierte en una herramienta imprescindible para cambiar mentalidades al parecer impermeables a la evolución de la sociedad.
Te puede interesar
Este mes

¿Qué es la coordinación de intimidad? ¿Cómo puede ayudar a los intérpretes a sentirse más arropados y menos vulnerables en sus momentos de mayor exposición? ¿Qué relación tiene ser actriz o actor con la salud mental?
De todo ello hablamos con Lucía Delgado y Tábata Cerezo, actrices y fundadoras de Intimact, una de las empresas pioneras en coordinación de intimidad en España.
A lo largo de la entrevista repasaremos su experiencia y metodología, al tiempo que reflexionaremos sobre el verdadero impacto que puede tener la profesión de intérprete en la salud mental y cómo la coordinación de intimidad puede acompañar en parte de ese proceso de autoconocimiento y autodefensa.
📖 Guión y comunicador🎙️: Diego Rufo
🖼️ Imagen gráfica y técnico de grabación: Jaime Garzía
🎛️ Producción de podcast: Iván Patxi Gómez Gallego https://www.ivanpatxi.es
Visítanos en https://saltosdeeje.com/
