Es cierto que Sébastien Lifshitz utiliza la música como apoyo emocional y, en algunos momentos, sobrecarga un documental que no necesita ningún aditivo para secar los depósitos del llanto. Petite Fille contiene tanto dolor, hay en sus imágenes tal concentración de frustración, de infatigable lucha contra los convencionalismos más atroces, que basta con ver las miradas de Sasha y de sus familiares (principalmente su madre) para comprender el trance que están viviendo.
Pero antes de entrar en valoraciones, debería presentarles a Sasha, una niña de apenas siete años en contradicción con su cuerpo. Ni su madre, ni su padre ni sus tres hermanos albergan ninguna duda al respecto de su género, pues desde que pudo expresarse siempre se refirió a sí misma en femenino y dejó meridianamente claro no ya su sentir sino su ser. El conflicto se establece aquí entre la familia y unas instituciones con graves dificultades para reconocer aquello que desborda los esquemas prefijados que establecen una normalidad determinada. Lo más admirable de esta película que pasó por la sección Panorama de la pasada Berlinale y que viene de ganar en los festivales de Gante y Chicago, es el acceso a la intimidad familiar que Lifshitz logra y el respeto con el que trata a todos los componentes (es suficiente con ver el sobrio tratamiento fílmico que se da a las visitas a la psicóloga). Estamos ante un documental observacional que muestra los diferentes estadios de la batalla por la aceptación pública y administrativa de la incuestionable realidad de Sasha y que, a través de imágenes como las de una niña jugando al futbol con tacones o bailando en soledad, se convierte en una herramienta imprescindible para cambiar mentalidades al parecer impermeables a la evolución de la sociedad.
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“¿Cuál es la película con la que más habéis llorado?”. Hace unas semanas mi amigo Manuel Guedán, editor, publicó este tuit que me hizo pensar en cómo nos acercamos a las películas a través del llanto, más en estos momentos en los que pisamos poco la calle y echamos mano del cine como un tratamiento sustitutivo de emociones, casi como si fueran las lágrimas artificiales que me han recetado. Junto a él, intervienen Beatriz Martínez (miembro del Consejo de Redacción de Caimán Cuadernos de Cine) y Antonio M. Arenas (integrante del podcast sobre cine Los jueves, milagro). También escuchamos a la Doctora Renata Fau, oftalmóloga del Hospital Cruz Roja de Gijón.
Las notas del podcast están disponibles en la web de Caimán Cuadernos de Cine: https://www.caimanediciones.es/lagrimas-artificiales/ Puedes seguir todas las novedades del programa en Twitter: @nuevacarpetapod
Música: A Little Tip (Alexandra Woodward), After The Rain (Silver Maple) y Schumann Breathing 432 -licencia Epidemic Sound-. También suenan Aquellos ojos verdes, cantada por Nat King Cole, y Yumeji’s Theme, tema compuesto por Shigeru Umebayashi para la banda sonora de Deseando amar.
