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Un tema de fondo recorre el festival: el autoexorcismo de los creadores que buscan en la ficción y en el ejercicio de su profesión la identidad perdida, la redención de sus traumas o la curación de sus heridas emocionales. La escritora de Emmanuel Carrère (Ouistreham), el cineasta de Nadav Lapid (Le Genou d’Ahed), la cineasta de Joanna Hogg (The Souvenir Part II) y la escritora de Eva Husson, protagonista de esta pequeña delicatessen con engañoso formato de heritage film británico, pero atravesada –desde el primero hasta el último de sus fotogramas— por una sensibilidad tan difícil de definir como sugerente. Adaptación de la novela homónima de Graham Swift, la nueva película de la directora francesa Eva Husson (Les Filles du soleil, 2018) centra el núcleo dramático esencial de su relato en las breves horas durante las que una joven criada de una lujosa manor house británica se encuentra con su amante secreto (de una aristocrática familia vecina) en la casa de este durante el día de la madre (de ahí el título del film) en el verano de 1924, recientes todavía las heridas de la Primera Guerra Mundial. Un suceso que, a la postre, será determinante para despertar la vocación literaria de la protagonista que, pasados ya muchos años (e interpretada en su vejez por una maravillosa Glenda Jackson), escribe el relato al que supuestamente asistimos los espectadores frente a la pantalla.

Lo que Eva Husson propone, en definitiva, es un ejercicio metaficcional de autoficción que tiene la virtud de expresarse con el estilo más controlado y autoconsciente (para bien y para mal) de todo lo que llevamos visto hasta ahora en el festival. Aquí se tiene en todo momento la sensación de que cada plano, cada encuadre y cada movimiento de cámara tienen un sentido y son generadores de nuevas sugerencias y potencialidades expresivas. Y el resultado es una pequeña joya que consigue encapsular en una hermosa burbuja la huella emocional de unas horas de amor fugaces truncadas por la tragedia, le herida que alimenta la pasión creadora y el esfuerzo por mantener viva la memoria de lo que no se pudo retener. Es verdad que, por momentos, el ejercicio estilístico puede parecer excesivamente controlado, pero también es cierto que lleva dentro algunos destellos fulgurantes en los que las formas y las emociones se fusionan con armonía desgarradora. Y no es poca cosa.

Carlos F. Heredero

Hace un par de días, The Souvenir II, una producción británica,penetraba en los enigmas de la creación, en los misterios de esos mundos posibles generados a partir de ciertos paseos por los bosques narrativos. La cineasta Eva Husson, autora de una olvidada película sobre las mujeres kurdas Las hijas del sol, decide plantear la relación entre escritura y experiencia en una película que tenía todos los puntos para funcionar, pero que acaba perdida en un preciosismo de quincalla, cansino, reiterativo y edulcorado. Hasta el punto que Mothering Sunday puede convertirse en el anverso terrible de la película de Joanna Hogg. Eva Husson nos narra la historia de una criada que se enamora de un joven aristócrata y que viven una mañana de pasión el día de la madre de 1924. Mientras la familia del joven prepara una suntuosa fiesta, ella observa desnuda, desde la ventana, el universo de su amante al que no puede pertenecer. Este relato que culmina con una tragedia anunciada se ve interferido por otro relato ambientado unos años después, en la que la antigua criada trabaja en una librería y se enamora de un joven afroamericano. Así, el relato quiere contar la vieja experiencia, mientras en paralelo asume el nuevo dolor de una posible perdida. Eva Husson mezcla los tiempos sin que la película avance para acabar situándose en un presente en el que Glenda Jackson asume el rol de la joven convertida en escritora de éxito y que, ante el final de su vida, es consciente del exorcismo llevado a cabo con la escritura. Resulta vergonzoso que ante un material potente, con unos actores secundarios excelentes -Colin Firth y Olivia Colman, entre otros- la película naufrague de forma estrepitosa. Misterios de la creación.

Ángel Quintana