Print Friendly, PDF & Email

En 1993, cuando hacía años que el mundo editorial se había olvidado del best seller de Piers Paul Read titulado ¡Viven!, apareció en la cartelera una película de Frank Marshall que adaptaba la tragedia área de los Andes. En la película los uruguayos hablaban en inglés, ya que Ethan Hawke era Nando Parrado, Josh Hamilton era Roberto Canesa, mientras que John Malkovich era el narrador, es decir el personaje adulto de Carlitos Pérez. Cierta crítica de la época habló de la falta de credibilidad de los actores americanos transformados en uruguayos, pero también se escribió en torno al hecho de que entre los protagonistas de la historia había algunos inventados para aumentar la intensidad del drama. En mi recuerdo de la película hay un elemento que me parece curioso respecto a la película de Juan Antonio Bayona, su función alegórica. Bayona utiliza los presuntos textos escritos por Nando Parrado, el último de los viajeros que acabó falleciendo después de haberse gangrenado su pierna, para hablar de la importancia de la solidaridad humana en circunstancias extremas. En la película no hay claroscuros entre los supervivientes, parece que todos van unidos con una única misión, la posibilidad de supervivencia. A pesar de la naturaleza católica de los jóvenes tripulantes, Bayona parece rehuir cierta mística, tanto en torno a la idea de esperanza de salvación como al hecho de haber ingerido carne humana. Tampoco habla del silencio de Dios ante las montañas andinas. En cambio, la película de Frank Marshall parecía incidir simbólicamente en la idea cristiana de la fe como motor de salvación, como fuerza para la supervivencia. Dentro de su carga simbólica, Marshall hablaba también de la idea cristiana de la comunión de la carne. El acto de comerse el cuerpo de sus amigos supervivientes adquiere resonancias místicas que remiten al sacramento eucarístico como acto supremo de comunión del cuerpo. ¿Propone Bayona una visión laica de los hechos a partir de la búsqueda de unos valores más acordes a una desacralización simbólica? El crítico Roger Ebert, después de haber visto la película de Frank Marshall, dijo que nunca debería haberse rodado una película sobre la tragedia. Ahora, cuando habíamos aparcado el recuerdo del accidente aéreo en el recuerdo de las tragedias mediáticas de nuestra infancia, Bayona rueda La sociedad de la nieve con actores uruguayos y argentinos, nos muestra el sufrimiento extremo de unos jóvenes que resistieron el frío sin ropa de invierno y al hambre buscando proteínas en los cuerpos fallecidos. Bayona rueda siguiendo un catálogo de reglas que permitan hacer sufrir al espectador. La especialidad de su cine es tener al espectador sufriendo ante una pantalla que juega con desmesura con sus emociones. Àngel Quintana