La película empieza en el jardín del Edén. El mundo está destruido, pero en algún lugar existe el paraíso. Furiosa es una niña que es secuestrada, es expulsada del paraíso y ve cómo el mal, encarnado en una especie de rey sirio llamado Demetrius, ejecuta a su madre. Su vida cambiará. Furiosa: De la saga Mad Max se presenta como una precuela en la que se cuenta el proceso de maduración y construcción de un personaje que adquiere un poder mediático. A pesar de haber sido secuestrada del paraíso perdido, Furiosa no es Eva, sino más bien un Moisés femenino en búsqueda de la tierra prometida, pero también es la heroína pura de un drama wagneriano –su amiga de la infancia recibe el significativo nombre de Walkiria–. Todos estos elementos convierten la película en varias cosas. Por un lado, el tema central que abre y cierra la trama es la historia de la venganza de Furiosa contra el malvado Demetrius, que nunca abandona sus aires de auténtico rey del Antiguo Testamento. En la periferia están las guerras entre las tribus, que podrían ser una réplica de las batallas en el desierto del Sinaí entre las tribus de Israel contra los fariseos que pretendían destruir las murallas de Jericó. Entre estas dos historias está muy presente el proceso de transformación de la niña Furiosa en una adulta con porte de superheroína. A diferencia de Mad Max: Furia en la carretera (2015) –quizás el mejor blockbuster de la pasada década– Furiosa es una película más errática, que pretende mezclar un relato épico con influencias del péplum con el mejor cine de atracciones. Esta tensión hace que el relato sea a veces confuso, que los diálogos parezcan inútiles y que las escenas de acción se queden a medio camino.  Mientras  Mad Max: Furia en la carretera era una especie de tratado abstracto sobre cómo filmar la velocidad, Furiosa es una historia que quiere ser pero que no acaba de ser lo que desea. Los amantes de los blockbusters de superheroínas estarán contentos. En cambio, aquellos que admiramos la capacidad de George Miller de reducir la película a un simple viaje de ida y vuelta nos sentiremos frustrados. Eso sí, el gran diseño de producción afterpunk  de la saga brilla con todo su esplendor.

Àngel Quintana