Cara b o espejo invertido de Naked Animals, otro de los largometrajes seleccionados dentro de la sección Nuevas Olas, Werner, la cinta autobiográfica de la directora lituana Bojena Horackova posa su mirada en la adolescencia como punto de inflexión para la evolución y el crecimiento del individuo. Pero si Naked Animals lo hacía desde la visceralidad y el ritmo compulsivo del nihilismo, con un formato 4:3 y unos primeros planos rodados con la brusquedad y el ímpetu de una juventud perdida y abandonada, Walden lo hace a partir de la mirada contemplativa, de la placidez de los momentos intrascendentes pero eternamente bellos en el recuerdo -la secuencia en el lago- de la belleza formal de una clase de efímera arcadia perdida -Walden es el Rosebud de la protagonista del filme al que busca volver incansablemente- casi una suerte de reinterpretación del triángulo amoroso y en primera instancia lúdico de Jules et Jim de Françoise Truffaut con la calidez naturalista del Eric Rohmer de temporada estival.

De idéntica manera que en Naked Animals, aquí las figuras adultas, los padres protectores y supervisores de los adolescentes del filme están quizá no desaparecidos como en la cinta mencionada, pero si que están anegados tanto del relato interno del filme -padres ausentes, de escasa autoridad, asfixiados por los estertores del régimen comunista de la Europa del Este de finales de los 80 previa a la caída del Muro de Berlín y la U.R.R.S.- como de la composición del plano. Figuras adultas siempre encajonadas en las esquinas del plano, separados de su descendencia a partir de la profundidad de campo o reencuadrados entre los marcos y los límites arquitectónicos del interior de sus viviendas. En contraposición, los protagonistas adolescentes se encuadran fuera de los límites de las viviendas familiares, en espacios naturales que les permiten respirar, aunque sea fugazmente y huir de la opresión de tonos monocromáticos que les rodea. Hasta que la llegada de la edad adulta -representada a través de un salto cronológico de indeterminado espacio temporal- que sirve como metáfora que resume el contenido de la propuesta de Bojena Horackova: la adolescencia y la ilusión, al igual que el sueño de Walden es tan imborrable como irrepetible.