The Hyperboreans asienta el estilo personal que los cineastas chilenos Cristobal León y Joaquín Cociña vienen desarrollando desde La casa lobo (2018), su primer largometraje, y que basa parte de su esencia en la idea de la mezcla libre y heterogénea. Porque hay en el film, como había en sus anteriores, una combinación de técnicas y registros que va de las marionetas de papel maché, al stopmotion, pasando por el liveaction o el teatro, en una propuesta interdisciplinar que se coloca en un territorio indefinido entre el videoarte, el cine o la performance (sus piezas anteriores han sido proyectadas también en museos y salas expositivas). Pero hay también en esta película una reflexión abierta sobre el propio proceso creativo que parte de un primer plano general en el que se nos sitúa en un set de rodaje. Después se presenta Antonia Guisa, la única actriz del film, a la vez narradora e ilusionista, que nos explica que lo que vamos a ver es un intento por revivir el contenido de unos antiguos negativos que fueron robados. Así que estamos ante un juego de cajas chinas (la película, dentro de la película, dentro de la película…), que desenvuelve a continuación todo un llamativo juego de efectos entre los distintos objetos que forman parte de una puesta en escena elaborada de manera artesanal (también en los sonidos que forman parte de la banda sonora) y dominada únicamente por distintos tonos de gris, en una combinación entre ciencia ficción, relato ensoñado o fascinado, mucho humor y sobre todo un discurso de lectura histórico-política subversiva que, a partir de la figura central del escritor neonazi chileno Miguel Serrano (en un juego más, también con los códigos del biopic), incluye referencias a Hitler o Pinochet. Pero resulta complejo detallar todo lo que la película va narrando en sus múltiples vericuetos y también cómo lo hace: la propuesta de León y Cociña es frenética, incontenible, desmesurada, apabullante y también por eso, quizá excesiva. Pero sin duda resulta magnífico poder disfrutar de ella en un contexto como es el de la Quincena.
Jara Yáñez