No es extraño que la hipnosis sea uno de los hilos conductores de esta película igualmente hipnótica, por ahora el último largometraje de Margolzata Szumowska. Pues no solo ocurre que el fisioterapeuta protagonista la practica, sino que diríase que también lo hace la propia película. O por lo menos eso le pareció a este crítico, que se creyó transportado por las imágenes creadas por la cineasta y su director de fotografía habitual, Michal Englert, hasta territorios que no parecen frecuentar muchas más películas contemporáneas. Hay algo a la vez atávico y futurista, primitivo y visionario en la descripción de ese vecindario extravagante, pero igualmente reconocible, que se siente fascinado por la figura del masajista en cuestión, un ruso nacido en Chernobyl y al que quizá la radioactividad haya convertido en una especie de misterioso superhéroe, o quizá de nuevo y opaco mesías. Y hay algo de fábula hermética, de enigma indescifrable en su peripecia, bañada en una luz que no parece de este mundo.

Szumowska nos tiene acostumbrados a ese tipo de “relatos”, es cierto, pero aquí va más allá y alcanza cotas realmente memorables, sobre todo a través de dos estrategias que acaban coincidiendo. Por una parte, todo es de una ingravidez inexplicable, como el polvo radioactivo del que se dice que nació el protagonista, lo que confiere a las imágenes su inquietante condición aérea, efímera, fugaz, también psicodélica. Por otra, esa ligereza va creando poco a poco una extraña densidad que superpone capas y capas de tiempo, como si del bosque originario inicial pasáramos a un presente que es también pasado y se catapulta hacia el futuro: en efecto, al paso que vamos, puede que pronto ya deje de nevar en el planeta, es decir, puede que esa forma extrema de la levedad que es la nieve deje de existir. ¿Caricatura metafísica de la Polonia contemporánea? ¿Cuento de Navidad en forma de sátira feroz? ¿Mezcla de musical y performance, como sugieren algunas salidas de tono memorables? ¿O simplemente una gran broma que desaparece al final ante nuestros propios ojos, como si jamás hubiera existido? Sea como fuere, la de Szumwoska puede que sea una de las películas más sugerentes de una sección oficial ya pródiga en sorpresas y descubrimientos.