Carlos F. Heredero.

Los festivales de cine no pueden permanecer insensibles, no lo están siendo, de hecho, a las mutaciones vertiginosas que se producen en el ámbito de la circulación y la exhibición de películas. No se trata ya solo de la progresiva implicación de algunos de ellos en las ayudas al desarrollo de proyectos e incluso a la producción directa (Rotterdam, Cannes, Viena, San Sebastián…). Se trata también de las relaciones –crecientemente fluidas– entre la programación de los festivales y la circulación posterior (o simultánea) de las películas por circuitos diferentes a los de las salas tradicionales: centros culturales, espacios museísticos, filmotecas y, ahora también, el amplio horizonte de Internet.

La última iniciativa en este aspecto se llama Festival Scope: una web que, a través de acuerdos con algunos festivales (Venecia, Rotterdam, Locarno, Viena, Jeonju, Valdivia, Gijón…), permite el visionado inmediato de títulos que han pasado –o van a pasar, incluso– por las pantallas de esos certámenes. Por el momento, Festival Scope es una plataforma restringida a los profesionales (industria, festivales, medios de comunicación…) y, como tal, un espacio que permite potenciar el conocimiento y la circulación, dentro de esos ámbitos, de un tipo de cine que, hoy por hoy, encuentra numerosas dificultades para encontrar un hueco en los canales comerciales tradicionales, pero nada impide que, en un futuro nada lejano, se abra del todo como canal especializado dirigido hacia la audiencia interesada por la creación independiente y por el cine de autor más innovador o personal. Una nueva ventana de libertad.

Por su propia naturaleza, la iniciativa implica una globalización del concepto de festival, ya que hace accesibles en todo el mundo, de forma simultánea, algunas de las películas que se exhiben en un acotado espacio geográfico y cultural específico, lo que encierra una potencialidad real de impulsar, como dice Jaime Pena en su entrevista con el responsable de la web, “un gran cambio en el paradigma de la difusión de este tipo de cine”. Un cambio que avanza –no sin dificultades– de forma inevitable y que conecta, como no podía ser menos, con otras inquietudes que empiezan a plantearse numerosos festivales. Por eso este mes nos hemos interesado igualmente por los nuevos retos que se plantea el Festival de San Sebastián ahora que estrena director (con quien conversamos en una amplia y detallada entrevista), por otra iniciativa que abre un nuevo espacio para la difusión del cine de calidad en la red (MUBI), con cuyo responsable también hablamos, e incluso por el anuncio de un futuro terremoto en todos estos ámbitos como el que puede llegar a suponer el proyecto de ‘Ultraviolet’, impulsado por las majors de la industria y de la informática.

Ahora que la dialéctica entre los nuevos “modelos de negocio” en Internet y la protección de los “derechos de autor” gira en nuestro país en torno a la polémica “Ley Sinde” (un debate que encuentra también reflejo en nuestras páginas de la “Firma invitada”, desdoblada este mes para la ocasión), Cahiers-España no puede permanecer ajena a las convulsiones del presente.