Print Friendly, PDF & Email

Tomando como referencia  una matanza de 35 ciudadanos que tuvo lugar en 1996 en Port Arthur (Tasmania), y que supuso un trauma colectivo para toda Australia, Justin Kurzel reconstruye los antecedentes del suceso a partir del retrato del asesino: un hombre desequilibrado ya desde su infancia, un enfermo mental que vive sin conciencia familiar ni social, obsesionado por el fuego y las armas, apenas retenido en su compulsión depresiva y violenta por unas pastillas que deja de tomar en cuanto puede y con comportamientos psicóticos intermitentes. Nitram, como se llama el protagonista, abandona la casa de sus padres (interpretados por los veteranos Judy Davis y Anthony La Paglia) para irse a vivir con una millonaria excéntrica y solitaria que pasa sus días rodeada de perros y que acoge al personaje en un encuentro de soledades marginales compartidas. Impecablemente conductista en su desarrollo dramático, la narración desemboca primero en el asesinato de un matrimonio mayor y luego en una masacre colectiva. Pero ambos sucesos quedan finalmente elididos y fuera de campo en una decisión tan honesta como coherente con el planteamiento del conjunto del film. La mayor conquista del retrato es conseguir aflorar la inocencia infantil y completamente amoral del personaje, sin justificar sus acciones y sin proponer tampoco ninguna consideración moralista. Dicho esto, las imágenes de Kurzel tampoco se distinguen por el rigor de su estilo ni por su especial personalidad, por lo que el relato avanza en ocasiones con torpeza y con escasa fluidez.

Carlos F. Heredero