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En 2016, el cineasta belga Joachim Lafosse rodó L’Economie du couple, una peculiar película sobre el divorcio donde, a partir de la separación de una pareja, realizaba un análisis minucioso de los diferentes procesos económicos y legales antes de la ruptura definitiva. Lafosse no salía en ningún momento del mundo de la pareja para mostrar la crisis de la misma, pero sin llevar en ningún momento las cosas más allá de un cierto control. Esta idea de controlar la acción, para que el relato no se escape y no derive hacia territorios extremos, es la principal virtud de Les intranquilles, una película más compleja que sorprende gratamente por el tono en que se mueve. Les intranquilles empieza mostrando la vida cotidiana de una joven pareja con su hijo. Están en pleno verano y la cámara captura sus gestos cotidianos, sus idas y venidas. Descubrimos que él es pintor y que ella está muy atenta y vigilante a los movimientos de su marido. A partir de un momento determinado, Lafosse da algunas pistas de que algo grave ocurre en el interior de la pareja. Vemos a la mujer sentada en la sala de espera de un hospital psiquiátrico sin aportar mucha más información. Con un buen dominio de la elipsis, Lafosse consigue que la historia acumule de forma progresiva una cierta tensión. A media película descubrimos que el marido es bipolar, que está bajo riguroso tratamiento psiquiátrico y que en cualquier momento puede suceder algo terrible. Esta tensión crea intranquilidad, no solo a la pareja, sino también al espectador. Al final, lo único que sabemos es que el protagonista no es un irresponsable, que intenta hacer las cosas bien, pero que no puede garantizar que en algún momento tenga una crisis, ya que estas le acompañarán toda la vida.

Àngel Quintana