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Partiendo de una estructura de muñecas rusas, Fucking with Nobody, la cinta autobiográfica de la cineasta Hannaleena Hauru -estrenada en el pasado festival de Venecia y perteneciente a la apuesta de nuevos realizadores de la propia Biennale- es un cajón de sastre conceptual que a partir de una mirada analítica a los mecanismos de la construcción y reconstrucción de la ficción -de similar manera que otros trabajos vistos en esta edición del Festival de Sevilla tales como Conference o Seven Small Coincidences en Nuevas Olas o Accidental Luxuriance of the Translucent Watery Rebus en la sección Revoluciones Permanentes- parte de tres rodajes simultáneos -casi como tres microuniversos integrados o yuxtapuestos el uno sobre el otro- para atacar con acidez satírica y punzante tanto al universo paralelo de los instagramers -temática que también está en el centro de la Sección Oficial con el largometraje Sweat– como al neo-feminismo de trending topic y hashtag caliente, la banalidad superflua de la industria de la imagen, los neo-roles intercambiables de género y en consecuencia la deconstrucción de la pareja contemporánea.

Todo este conjunto de temáticas tan dispares como sorprendentemente complementarias quedan perfectamente engarzadas dentro del discurso de Hannaleena Hauru gracias a una estructura que hace uso de la multiplicidad de formatos y calidades digitales que van desde su arranque y pseudo-epílogo de tamaño y resolución reducida vía móvil a explosiones cromáticas que harían las delicias de Nicolas Winding Refn y un tono y una estética que bebe a partes iguales de la sitcom televisiva moderna -cercana en sus formas a la inmediatez de The Office– o el primitivo cine independiente americano de los 90, entre Kevin Smith, el primer Richard Linklater e incluso toques de Larry Clark. También es cierto que esta explosión de irreverencia y libertad creativa a veces le pasa factura al largometraje, desequilibrando el ritmo interno del mismo, en especial en sus últimos compases. Pero es un pecado menor que no ensombrece uno de los trabajos más instintivamente libres y salvajes de lo visto hasta el momento en Nuevas Olas.