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Dos películas proyectadas en la presente edición del SEFF exploran la vida de trabajadoras sexuales desde un dispositivo que mezcla la realidad con la ficción: Christina, de Nikola Spasic, en Las Nuevas Olas No Ficción (véase crítica en la web) y To Be Loved By Whom, ópera prima de Emily Barbelin, en Revoluciones Permanentes. Esta última presenta una puesta en escena anclada en el realismo social pero que, no obstante, se construye como un artificio a partir de un trabajo de dirección decididamente teatral. La película de la directora franco-belga sigue a un grupo de trabajadoras sexuales mientras transitan el diario vivir de su oficio, siendo ellas las protagonistas en todo momento, y nunca los hombres que las rodean, que son siempre incidentales y secundarios.

Lo anterior hace que To Be Loved By Whom sea un retrato alejado de la sexualización o la romantización en la que muchos otros filmes recaen. Por el contrario, la lente de Barbelin muestra, con cierta distancia y cercanía a la vez, las vidas de estas mujeres desde una perspectiva distinta a la de la mirada masculina que sobre ellas se impone diariamente. El resultado es un relato tanto humano como humanizado, a través del cual estas mujeres adquieren una entidad propia: como individuos, pero también como colectividad. Como en una especie de reality show deconstruido (por supuesto, sin la banalidad que se adhiere a este), Barbelin decide retratarlas no únicamente en la soledad propia de su oficio, sino también a través de las relaciones que establecen entre ellas mismas, entrando con su cámara en los espacios de mayor o menor intimidad que comparten. Es a partir de todos estos elementos que To Be Loved By Whom trasciende y genera un verdadero sentimiento de empatía: uno que va más allá de los relatos sentimentalistas y sensacionalistas.