Elogio de la conversación

Carlos F. Heredero.

Conversamos este mes con Agnès Varda, Nobuhiro Suwa, Philippe Garrel, Pedro Pinho, Thom Andersen, P. Adams Sitney, Jaime Rosales, Arantxa Echevarría y Adrián Orr. Son nueve entrevistas –de diferente amplitud en cada caso– que llegan a las páginas de Caimán CdC por motivos distintos y por dispares pretextos también: los estrenos de algunas películas relevantes, una visita a diferentes instituciones del país, la presencia de una película española en la Quincena de los Realizadores… Nueve conversaciones que tratan de seguir pensando el cine y de abrir caminos a esa transmisión de la que hablamos a propósito de El león duerme esta noche.

Hablar de cine y hablar el cine. La conversación cinematográfica como vía para acercarnos a las imágenes, como itinerario de conocimiento y como herramienta para reflexionar sobre el conjunto de las determinaciones –individuales, colectivas, industriales, estéticas y culturales– que condicionan y hacen posible la práctica del cine, el estudio de su historia y la conservación de su patrimonio. Conversar con los creadores, sí, pero también con quien estudia, difunde y conserva sus imágenes.

En la memoria están los verdaderamente grandes. El François Truffaut que conversaba con Alfred Hitchcock, pero también el inolvidable y recientemente fallecido André S. Labarthe, cuando entrevistaba para la serie Cinéastes de notre temps a una ilustre nómina de directores de los que supo extraer provechosas intuiciones y reflexiones que conformaron una penetrante galería de retratos de algunos de los creadores más influyentes de toda la historia del cine. Relevantes críticos de Cahiers du cinéma y de otras importantes revistas han dejado en sus páginas memorables entrevistas que son una valiosa indagación en la obra de sus entrevistados. Conversaciones que nunca fueron un aséptico intercambio de preguntas y respuestas, sino un ejercicio compartido de reflexión sobre el lenguaje fílmico y de respetuosa aproximación a los más secretos rincones del universo poético y personal de los artistas entrevistados.

Entrevistas impulsadas por el deseo de saber y de sentir, realizadas por críticos a quienes les mueve “la necesidad de conocer el secreto, el saber qué hay en un sentido camuflado detrás de todas las decisiones del director”, como dice P. Adams Sitney cuando confiesa lo que realmente le lleva a interesarse por unas imágenes y no por otras. Conversaciones que echan raíces en esa “pedagogía de la mirada” de la que habla Alain Bergala (la mirada del cineasta, desde luego, pero también la mirada del crítico) que nos viene a la mente cuando contemplamos la transmisión generacional y cultural de la que habla Nobuhiro Suwa en su magnífica película.

Otras veces el crítico permanece junto al cineasta, comparte con él momentos de intimidad cotidiana y deja que la conversación derive también por los mil derroteros de la vida y no solo del cine, como hace Wang Muyan cuando visita a Agnès Varda en su casa parisina de Montparnasse. Surgen así esquirlas de verdad emocional, confesiones íntimas que, de pronto, nos ayudan a ver las imágenes de la cineasta desde otra perspectiva más abierta y más enriquecedora.

Conversaciones que nos enseñan a mirar y nos descubren lo que antes no veíamos. Conversaciones con las que crecemos como críticos y como espectadores.