El segundo programa de cortometrajes de la Sección Oficial repite el esquema del primero (véase reseña crítica aquí) pero con menor fortuna, pues aquí la variedad se consigue de maneras un poco más forzadas. Eeva, de Lucija Mrzljka y Morten Tsikanov, es una muestra de cine de animación en la gran tradición de la Europa del Este, ocurrente y fantasiosa, pero también un tanto mecánica, paradójicamente académica. Sonido: Ivans & Tobins, de Diogo Baldaia, mezcla experimentación y compromiso con habilidad, pero sin especial brillantez. Howling, de Aya Kawazoe, es un batiburrillo confuso y pretencioso que dialoga con la muerte y el duelo a partir de tópicos del viejo cine de ‘arte y ensayo’. Y Wander to Wonder, de Nina Gantz, regresa al relato animado mezclándolo con acción real y consiguiendo un cuento inquietante sobre la infancia perdida y sus juguetes (literalmente) rotos, una buena idea de partida que se enreda en la parte final, en exceso explicativa y grandilocuente. En cuanto a Lemon Tree y Nada de todo esto, los dos cortos que completan la sesión, son los más interesantes y de nuevo abordan la cuestión de la niñez y la adolescencia, de los padres y los hijos, ambos con un coche como coprotagonista. En el primero, de Rachel Walden, un padre y su hijo vuelven a casa por carreteras secundarias, en la Norteamérica profunda, en lo que se dibuja como un perverso relato de iniciación con un conejo de peluche como excusa. En el segundo, dirigido por Francisco Cantón y Pato Martínez y basado en uno de los mejores cuentos argentinos de las últimas décadas –de Samantha Schweblin: aparece con el mismo título en su libro de relatos Siete casas vacías–, una madre con problemas mentales y su resignada hija se introducen en la casa de una familia burguesa tras arrasar involuntariamente su jardín, en lo que se perfila como una historia cruel en la que todas las mujeres presentes tienen sus razones, algo que se cuenta con extrema delicadeza y sentido del detalle y la alusión. Solo por esta película bellísima, de indecible capacidad de sugerencia, ya merece la pena esta segunda sesión de cortos.  Carlos Losilla