Print Friendly, PDF & Email

El primer programa de cortos de la Sección Oficial desvela la filosofía de la selección, como si se hubiera buscado variedad y representatividad a partes iguales: un trabajo que juega con los códigos genéricos (Krokodyl, de Dawid Bodzac), otro que se lanza a la pulsión experimental con la duración y el montaje de los planos (Ardent Other, de Alice Brygo), un tercero de animación comprometida con las cuestiones de género (27, de Flóra Anna Buda), una hermosa peliculita que utiliza creativamente el metraje encontrado (Jill, uncredited, de Anthony Ing) y un peculiar documental que es a la vez un retrato y una búsqueda histórica en primera persona (Aitana, de Marina Alberti). El conjunto es fluido y armonioso, informa de una razonable variedad de nuevas tendencias y simultáneamente busca un equilibrio que acaba encontrando, pero hay tres cortos que sobresalen de entre los cinco presentados. Por un lado, Ardent Other filma la expectación en los rostros de una multitud que contempla el incendio de Notre Dame, un estudio de expresiones y emociones que es también una puesta en escena de la espera, quizá uno de los temas del festival en muchos sentidos. Por otro, Aitana habla de una familia, el final de algo y el inicio de otras cosas, con la salvedad de que estamos hablando de la familia del poeta Rafael Alberti, con lo que ello supone de exploración de la memoria personal y colectiva. Y, en fin, el mejor de todos ellos, Jill, uncredited, se centra en una actriz británica, secundaria que siempre apareció en segundo término como mucho, y que un montaje prodigioso de planos de films en los que participó muestra a la vez como presencia y ausencia, como huella indeleble del cine y rastro de la fugacidad de toda imagen: teoría y práctica en una sola película.  Carlos Losilla