Hafsia Herzi fue descubierta como una gran actriz en La graine et le moulet de Abdellatif Kechiche y desde entonces se ha convertido en una estrella en Francia. En su segundo largometraje como directora se propone investigar la vida en los barrios de la zona norte de Marsella, considerada como una de las zonas más peligrosas y duras de Francia. La protagonista es Nora, la buena madre del título, que empieza a hacer trabajos de limpieza a las cinco de la mañana, cuida a una anciana y busca dinero donde haga falta para mantener una familia en la que las mujeres sobreviven como pueden -incluso de la prostitución- y los hombres holgazanean o hacen negocios turbios. El mayor drama de Nora es uno de sus hijos, encarcelado después de un atraco en una gasolinera que está pendiente de juicio y al que destina una parte importante de lo que gana para hacerle una vida más digna en la cárcel, llevándole incluso el hachis de contrabando. Rodada en escenarios naturales, con actores no profesionales y con un tono que se mueve entre el realismo y el costumbrismo, la película no tiene grandes vuelos y sobrevive gracias al buen trabajo de Halima Benhamed, otra de las madres corajes que nos muestra el festival.

Ángel Quintana