Partiendo de la novela homónima de Jocelyne Saucier (publicada en 2011 y traducida al castellano en 2018 por la editorial Minúscula), este tercer film de la canadiense Louise Archambault responde a varios factores de diversa actualidad. De una parte, la actualidad social que implica la defensa del medio natural, asolado –como en el film– por incendios y otras catástrofes; de otra, una legítima tendencia del cine contemporáneo a centrar la atención sobre personajes inscritos en lo que eufemísticamente se ha venido llamando ‘tercera edad’, fruto de la cercanía vital con un importante sector del público cinematográfico y televisivo, si recordamos ejemplos como la espléndida serie El método Kominsky. En este caso, la historia de ese secreto retiro libertario al bosque de tres ancianos y la de una mujer que, superados los ochenta años, alcanza junto a dos de ellos la libertad, tras toda una vida recluida en un psiquiátrico, nos es narrada, con sensibilidad y cariño, desde la perspectiva de una joven fotógrafa. Dos sustantivos ésos que ahuyentan a quienes los consideran como sinónimos de sensiblería y debilidad…
Cierto que el film de Archambault no apura las aristas más duras que podrían mostrarse en la historia; cierto que aborda con tacto (¿otro término reprobable?) aspectos delicados, como la sexualidad más allá de los apriorismos de la edad; cierto que el film no carece de tópicos y algún truco para atraer la empatía del espectador; cierto que la denuncia sobre los desastres ecológicos no es radical; cierto que la pictórica revelación final puede resultar algo forzada, encarada a potenciar el puente entre el pasado –los voraces incendios no son tristemente una novedad en ese idílico escenario natural– y el presente… Cierto todo eso, pero en absoluto descalifica un film cuyo mayor atractivo posiblemente radique en su tono, a la vez elegíaco y conmovedor, acorde con el carácter de la historia y de unos personajes que se hacen querer. Y lo logran en buena medida.
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¿Qué es la coordinación de intimidad? ¿Cómo puede ayudar a los intérpretes a sentirse más arropados y menos vulnerables en sus momentos de mayor exposición? ¿Qué relación tiene ser actriz o actor con la salud mental?
De todo ello hablamos con Lucía Delgado y Tábata Cerezo, actrices y fundadoras de Intimact, una de las empresas pioneras en coordinación de intimidad en España.
A lo largo de la entrevista repasaremos su experiencia y metodología, al tiempo que reflexionaremos sobre el verdadero impacto que puede tener la profesión de intérprete en la salud mental y cómo la coordinación de intimidad puede acompañar en parte de ese proceso de autoconocimiento y autodefensa.
📖 Guión y comunicador🎙️: Diego Rufo
🖼️ Imagen gráfica y técnico de grabación: Jaime Garzía
🎛️ Producción de podcast: Iván Patxi Gómez Gallego https://www.ivanpatxi.es
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