Una de las cosas más fascinantes de las muchas que ofrece la película argentina Something Old, Something New, Something Borrowed es su casi inagotable capacidad narrativa: no solo por las tantísimas cosas que se van contando (en apenas 100 minutos), sino sobre todo por el inteligente mecanismo a través del cual se va desenvolviendo un puzle de múltiples registros, personajes, acciones y capas que se van relacionando, atravesando o fundiendo.
El punto de partida del film de Hernán Rosselli (en el que es su tercer largo) es todo el archivo familiar que su amiga Maribel Felpeto le entregó un día. Y a aquellas imágenes, rodadas por su padre, Hugo Felpeto, y fechadas entre 1986 y 2000, el cineasta les otorga una nueva y apasionante dimensión ficcional que las reinterpreta para convertirlas en parte esencial de una película que dialoga con las de mafia y gánsters (con El padrino, Uno de los nuestros, Érase una vez en América como referencias esenciales) desde la zona sur de Buenos Aires. Something Old… alterna de hecho tres tipos diversos de registro: las imágenes domésticas en VHS que representan el pasado y son comentadas en off por el personaje de ficción al que da vida la propia Maribel (del que toma también su mismo nombre), para darles, efectivamente, otro sentido; las que se elaboran desde el presente para construir toda la historia de ficción y en las que aparece también Alejandra Cánepa, madre de Maribel (el personaje del padre, Hugo, en la película ha muerto) y, por último, las de las múltiples cámaras de seguridad repartidas por el exterior y el interior de la casa donde viven.
Y así, en consonancia con los tres tipos de imágenes diversas que el film contiene, Something Old… es una película en fuga (con la reinterpretación de un tema de Bach como leitmotiv): inagotable, siempre en marcha, impredecible, que cuenta la historia de esta familia Felpeto de ficción (algo así como Los Soprano a la argentina) que se dedican a ‘levantar Quiniela’, una práctica clandestina que permite a Rosselli construir también, de fondo, una historia sobre la herencia familiar (la material y también todo eso a lo que pertenecemos y con lo que nos identificamos por el lugar en el que hemos nacido), pero también sobre las decepciones y las mentiras entre padres e hijos en la medida en la que Maribel va resolviendo el misterio (otra vez, como en Trenque Lauquen, un misterio en el centro del relato) en torno a la figura de su padre (en la ficción), lo que hizo en vida y su muerte.
Un deslumbrante laberinto, en definitiva, cuyo análisis no se agota en estas pocas líneas y al que volveremos sin duda con más calma en cuanto encontremos ocasión.
Jara Yáñez
El gran descubrimiento del cine argentino del pasado año se titulaba Los delincuentes, estaba dirigida por Rodrigo García, y convertía la economía en uno de los motores centrales de la película. Los delincuentes contaba la historia de un desfalco bancario en un país en el que los bancos carecen de solidez porque la economía es tan débil y difusa que todo es posible. Something Old, Something New, Something Borrowed también es una película sobre la economía situada en dos tiempos diferentes. El primer tiempo podría ser los últimos años del gobierno de Alberto Fernández en que la inflación subía como la espuma y en que el valor de un peso argentino carecía de toda entidad. Hernán Rosselli decide orientar su mirada hacia un mundo oculto, el de las llamadas quinielas argentinas que son las apuestas clandestinas que han generado todo un sistema de negocios paralelos. Una familia del cono sur de Buenos Aires se ha enriquecido dirigiendo una cadena de centros de apuestas en la que el dinero fluye, pero está siempre oculto. El segundo tiempo de la película que aparece intercalado es el de 1988, cuando el gobierno de Alfonsín estaba agonizando y el recambio de Carlos Menem sería la primera fase de la conversión de la economía en una economía líquida. A partir de una serie de vídeos familiares una joven intenta comprender el pasado de su familia y se da cuenta de que tras el negocio de las apuestas, ha habido violencia escondida, actitudes mafiosas y una serie de vidas ocultas que nunca han sido confesadas. Ella mira el pasado como si no fuera de ese mundo, recrimina a la madre una parte de su silencio, pero en el momento de la verdad ella también forma parte de la familia. Hernán Rosselli podría construir una película de gánsters argentina y en parte lo ha hecho, pero ha construido una grandiosa película política. Su imagen puede parecer poco cuidada y el mundo que retrata adquiere siempre la condición de inframundo. Es en su apariencia de película hecha con retazos, marcada por un vídeo doméstico que dialoga con el presente, donde la película consigue su fuerza hasta convertirse en una lúcida visión de algo que está dentro del inconsciente social de Argentina.
Àngel Quintana