La directora, guionista y montadora María Antón Cabot, a partir de un ejercicio entre la ciencia ficción y el naturalismo de herencia rohmeriana, entrega una suerte de fan fiction o what if situado en dos tiempos en la misma localización, Benidorm, tanto en el año 1956 como en la actualidad, para reunir a dos iconografías o modelos de la mujer en diferentes épocas, para confrontar tanto sus diferencias como sus similitudes, bajo las formas de Sylvia Plath y un doppelganger de Belén Esteban. Dos mujeres sometidas al escrutinio de sus respectivas sociedades y épocas, que aquí, gracias a la ficción se encuentran para entregar un tratado acerca de la sororidad oculto bajo las formas de la ciencia ficción. Un team up extravagante e irregular, que descoloca en un primer momento, sobre todo por las decisiones formales y estilísticas de su realizadora, donde las texturas digitales y el preciosismo de atmósfera naturalista de su primer tercio, chocan frontalmente con la vulgaridad aséptica y sintética de una Benidorm contemporánea cercana a la aproximación fantasmagórica y a su vez lírica de Isabel Coixet en Nieva en Benidorm.
Pero bajo la epidermis de una obra tan lírica como directa, que hace uso de los textos de Sylvia Plath para confrontarlos con la perversión de la belleza de una costa mediterranea y una modernización que ha eliminado cualquier rastro del pasado, la cinta entrega un, algo tosco en su superficie, pero bello en sus capas más profundas, relato sobre la figura femenina a lo largo de las últimas décadas. Dos mujeres tan opuestas en sus aspectos más externos, como tremendamente complementarias y similares en la honda huella del dolor que la sociedad heteropatriarcal y las maneras de someter a las mujeres, ya sea en los años 50, como en la actualidad, no son tan diferentes si, al igual que profundizamos en las imágenes de esta obra, miramos más allá de aquello que se nos muestra de manera plástica y a simple vista.