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Alessio Rigo de Righi y Matteo Zoppis realizaron en 2013 su primer proyecto en común, Belvanera, el primero rodado en Vejano, una ciudad de la región de Tuscie que se ha convertido desde entonces en el lugar desde el que crean y del que se alimentan artísticamente hablando. Después de Belvanera estrenaron Il Solegno y ahora, con Re Granchio, cierra una trilogía que parte de las historias populares (relatos, cuentos y leyendas orales) que los cazadores del lugar les van contando. Una trilogía que ha ido explorando distintos mecanismos expresivos en torno al documental y que con Re Granchio alcanza un grado de sofisticación mayor mientras se desplaza de manera más evidente hacia la ficción. Dividida en dos partes, en la primera aparecen los propios cazadores (el registro documental se mantiene) que arrancan la historia de Luciano, una leyenda que la película reelabora, construye y reconstruye a través de varios relatos que se entrecruzan y se mezclan y donde se juega con elementos surreales y mágicos como el cangrejo del título.

Re Granchio es un interesante y exigente ejercicio de estilo que reivindica la transmisión de esas leyendas populares a través de su particular reinterpretación fílmica y en el que también la música juega un papel esencial que funciona además en dos registros distintos. Por un lado escuchamos música cantada (que conduce y detalla la narración) y que forma parte de canciones populares tradicionales italianas que son recuperadas y revitalizadas a través del film. Por otra parte, un acompañamiento instrumental, compuesto específicamente para el film, en base a distintas canciones folk y que sirve también como puntuación emocional de la trama. 

Jara Yáñez