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Directores de Familia sumergida (2018) y de Rojo (2018), respectivamente, los argentinos María Alché y Benjamín Naishtat cambian aquí radicalmente de registro para ofrecer una propuesta mucho más ligera y, ¡ay! también mucho más fácil y agradecida en términos estrictamente populares, puesto que estamos ahora frente a una comedia de trasfondo dramático elaborada con los mimbres más conocidos del cine argentino de ‘qualité’ comercial: unos actores magníficos (Marcelo Subiotto, Leonardo Sbaraglia, Julieta Zylberberg, Alejandra Flechner) al servicio de un guion concebido con todos los trucos de la carpintería artesanal más consolidada. El cóctel implica un libreto perfectamente predecible (en torno a una rivalidad académica entre profesores sobre el trasfondo de la crisis política de la universidad y del país), dosis moderadas de estereotipos en el perfil de los personajes (el profesor arribista, el niño resabiado, el perdedor apocado, etc.) y una realización funcional colocada en todo momento al servicio de los actores, pero incapaz de conferir complejidad, trastienda o espesor a las imágenes. El resultado es una película frente a la que, en todo momento, se tiene la impresión de que ya la habíamos visto antes muchas veces. Un trabajo rutinario y poco inspirado, en cualquier caso. Carlos F. Heredero