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Meet Me in the Bathroom está basada en el libro de la crítica musical Lizzy Goodman del mismo título, que recrea la escena musical neoyorquina del cambio de siglo, a partir de la cual nacieron grupos como The Strokes, LCD Soundsystem o Interpol, y que supuso la consolidación de la dance music. El film empieza y termina con el poema Give Me the Splendid Sun, de Walt Whitman, lo cual da una idea del tono que se le quiere imprimir: elegíaco, pero nunca nostálgico. Y lejos de recurrir al enfoque sociológico o puramente musical –las canciones se oyen siempre fragmentadas–, se inclina por contar la historia de unos cuantos chicos y chicas que llegaron a Nueva York con los sueños de rigor y pasaron por todas las etapas que el show business americano reserva para quienes quieren adentrarse en él. El resultado es dinámico y adopta la forma de una novela de aprendizaje colectivo, con sus protagonistas y secundarios, tramas principales y paralelas. Sin embargo, más allá del interés musical –sus directores son reputados documentalistas en ese campo, amén de prolíficos directores de videoclips–, la película no deja de contar aquello en lo que determinado cine sobre el mundo del espectáculo no ha dejado de insistir desde sus inicios: el éxito y el fracaso, la inocencia y la caída, el fuego de la juventud enfrentado al desgaste del tiempo…

Carlos Losilla