Ossessione (1943), la ópera prima de Luchino Visconti, considerada también la opera prima del cine neorrealista, parte de una novela de la serie negra, El cartero siempre llama dos veces (1934) de James M. Cain. La novela había sido llevada al cine previamente por Pierre Chenal bajo el título de Le Dernier tournant (1939), una película inscrita dentro del realismo poético, en la que el tono naturalista de su tejido expresivo surgió de un claro deseo de poner en evidencia el pesimismo. Ossessione de Visconti partió de propósitos diferentes a los de Chenal e impuso el deseo radical de transformar el paisaje del cine italiano que se había rodado bajo el fascismo. Visconti decidió sentar las bases de una estética realista cuyo punto de partida no debía residir en las posibilidades documentales de la cámara, sino en el modo de construcción del mundo en cuyo interior se filtraba el pesimismo existencial de la novela americana, la herencia verista como proceso de observación de una determinada colectividad humana y las aportaciones llevadas a cabo con el decorado por el realismo poético francés. Todas estas fuentes de inspiración debían fundirse en el concepto de cine antropomórfico definido por Luchino Visconti como un “cine de seres vivos, no como un cine centrado en las cosas por ellas mismas”.

Ossessione fue sobre todo una película que se afirmó como un auténtico canto de negación de todos los valores que hasta aquel momento habían llegado a configurar tanto la estética fascista como el contenido ideológico de sus representaciones. La descripción de la pobreza moral y física de los protagonistas puso en crisis el mito del bienestar económico que había publicitado el régimen de Musolini. La utilización como personaje protagonista de la figura de un vagabundo(-el personage de Bragana interpetado por Massimo Girotti) contradijo la idea de una Italia responsable y trabajadora. El juego con el adulterio y la pasión rompió con la idea de una moral inquebrantable del italiano medio de convicciones católicas. El adulterio también puso en crisis los cimientos de la familia entendida como célula fundamental de la construcción social; y la presencia de un ambiente cosmopolita, en el que adquirió especial relevancia el personaje de un homosexual (lo spagnolo) que participó en la Guerra Civil Española, atentó contra el concepto cerrado de patria. Una vez puestas en crisis las ideas de bienestar, trabajo, familia y patria, podía llevarse a cabo el proceso de rehabilitación de lo real que caracterizó el nacimiento del neorrealismo.

Àngel Quintana