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Segundo largometraje para cine de la colombiana Laura Mora, Los reyes del mundo tiene como protagonistas a cinco ragazzi da vita de Medellín, cinco chavales de la calle desbordantes de rabia y de furor, de energía y vitalidad, pero también de soledad y de ausencias en su vida cotidiana. Rá, Culebro, Sere, Nano y Winny emprenden una road movie por la Colombia interior en busca de unas tierras incautadas por los paramilitares y que ahora el gobierno quiere devolver a sus legítimos dueños: las tierras de la abuela de Rá, con las que sueñan estos jóvenes sin presente para poder vivir en ellas una existencia digna y sin peligros. En pos de un imaginario caballo blanco que es una especie de Moby Dick lírico y fantasmal para los protagonistas, estos recorren diferentes escenarios de un país devastado para acabar encontrándose con que los poderosos siguen gobernando y explotando la tierra al margen de todo tipo de leyes. Podría tratarse un retrato social con mimbres neorrealistas, pero la poderosa puesta en escena de Laura Mora se aleja enseguida de lo prosaico para encontrar, una tras otra, poderosas y percutientes metáforas visuales que hablan, sin impostarlo desde fuera, de una realidad atroz. El resultado es un viaje en busca de la ‘tierra prometida’ que tiene algo de trance y de hipnosis, de cuento lírico y de enloquecida aventura equinocial en busca de El Dorado. Hacía mucho tiempo que este cronista no encontraba una película colombiana de esta naturaleza con tanta capacidad para trascender la premisa de partida y alcanzar deslumbrantes momentos de una belleza no esteticista, transida de dolor y de amargura. Un obra más que notable.

Carlos F. Heredero