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Alguien dijo que la grandeza de Kafka no debería medirse tanto por lo que escribió como por lo que no pudo o quiso escribir. Pues bien, también los cineastas deberían ceñirse a ese rasero: la historia del cine está llena de proyectos no realizados, de películas frustradas, de guiones jamás rodados, y si no que se lo digan a Víctor Erice, que ahora ha hecho todo un film a partir de esos vacíos. Nada tiene que ver Cerrar los ojos con Film d’annonce du film qui n’existera jamais: ‘Drôles de guerres’, cortometraje realizado a partir de los ‘apuntes’ que dejó Godard para lo que supuestamente debía ser su siguiente película y, sin embargo, algo hay en ambas de fantasmagórico, de hacer presentes unas imágenes que nunca existieron en realidad. En el caso de Godard, se trata de reunir los materiales que tenía preparados para completar un film para la firma Yves Saint Laurent y presentarlos como tales, un trabajo que han realizado Nicole Brenez, Fabrice Aragno y Jean-Paul Bataggia, sus cómplices de los últimos tiempos. Y las conclusiones al respecto son dos. Por un lado, apenas hay imágenes como tales porque las reflexiones y revelaciones que aparecen escritas o en fulgurantes esbozos, o los collages que se muestran a modo de ruinas del proyecto, pero que podrían ser el proyecto en sí mismo, ya son suficientes para provocar la chispa del pensamiento, un convencimiento que atraviesa el trabajo de Godard por lo menos desde las Histoire(s) du cinema. Por otro, Godard había dicho que iba a inspirarse –con todo lo que suponía esta palabra en su manera de hacer– en la novela Faux passeports, de Charles Plisnier, un relato entre la narración, el género y la reflexión política, que pensaba ‘adaptar’ a las guerras contemporáneas, al parecer empezando con Sarajevo y terminando con Ucrania, con un ‘personaje’ femenino como foco irradiador. Sin embargo, no importa tanto qué iba a ser Drôles de guerres como lo que es Film annonce…, que en efecto finalmente es, pero de una manera enigmática y resbaladiza: quizá en esta vaporoso gap entre la existencia y la inexistencia, en esta hermosa potencialidad, reside el secreto del cine, que en realidad tampoco nunca existió. Y es aquí donde este corto misterioso revela que Godard no solo seguía empeñado en hacer su particular historia fílmica, sino también en darle vueltas a una teoría del medio que ahora hay que buscar entre los restos de su obra. Carlos Losilla