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Segundo largometraje de Signe Baumane tras más de 30 años de carrera en el cine, My Love Affair with Marriage se presenta como una comedia de animación en torno a una alter ego de la cineasta que atraviesa distintas etapas sentimentales y sexuales en busca de una identidad que siempre parece tardar en tomar forma. El título resulta definitorio, pero no del todo, pues el film no se limita a explorar los mitos del matrimonio y el amor romántico, sino que se lanza a un modus operandi de más amplio alcance, que intenta igualmente cuestionar estereotipos, indagar en las trampas de la familia y el concepto tradicional de pareja y ponerlo todo bajo la lupa de una mirada inquisitiva y mordaz, que experimenta laboriosamente sobre el terreno para luego preguntarse si es posible decidir libremente en todos esos ámbitos. Por un lado, pues, la estructura podría venir heredada de ciertas comedias hollywoodienses de los años 60 y 70 en torno al aprendizaje del amor y del sexo, incluidas sus trampas y espejismos, desde las de Frank Tashlin hasta las de Richard Quine, por citar dos ejemplos muy distintos. Por otro, todo eso se somete a una implacable deconstrucción que respeta la estructura episódica tan típica de ese cine y a la vez la concibe de manera muy diferente, como camino hacia la liberación.

Por supuesto, reconvertir esa tradición, sustituir los seres de carne y hueso por técnicas de animación a medio camino entre el underground y la artesanía más elaborada, ya ejerce un primer efecto que se diría doble: paradójicamente, humaniza a los personajes, pero también plantea una distancia, impide cualquier atisbo de hegemonía por parte de la mirada masculina, como diría Laura Mulvey. Y esa creación de un espacio de reflexión entre observador y representación se ve incluso aumentado por otros procedimientos igualmente efectivos, ya sea el recurso al musical, contemplado como la voz del sistema y no como la exteriorización del sentimiento, o la parodia del documental científico visto también como instancia opresora que negaría cualquier tipo de disidencia al respecto. Baumane, de este modo, parece tener las cosas muy claras, quizá demasiado, pues, tras la explosión de vida inicial, My Love Affair with Marriage se convierte poco a poco en un film un tanto unidimensional, que crea personajes pero no les da opción para que evolucionen espontáneamente ante los ojos de la audiencia, que parecen solo destinados a ilustrar mecánicamente un discurso preconcebido. Dicho de otro modo, ¿cómo puede suceder que una película que empieza siendo tan divertida y desprejuiciada se muestre a la vez tan discursiva y paternalista con sus personajes e incluso con su audiencia?