Si el llamado ‘descubrimiento’ de América constituyera, en el contexto del cine español, algo parecido al western en el del cine de Hollywood, Eles transportan a morte sería el equivalente de aquellas películas que Monte Hellman realizó con la intención explícita de vulnerar las reglas del género allá en los años 60 del siglo pasado, por ejemplo El tiroteo o A través del huracán. No hay paralelismo posible, por desgracia, por lo que este primer largometraje de Samuel M. Delgado y Helena Girón se ve obligado a inventarlo casi todo, a crear desde la nada. De ahí su ritmo tranquilo y calmo, que por supuesto oculta una furiosa tensión interior, y también su vocación minimalista: la microhistoria de esos tres marineros de alguna tripulación de Cristóbal Colón que van a dar con sus maltrechos huesos en la rocosa costa canaria se expresa en caminatas interminables, diálogos escasos e imágenes apabullantes que hallan su correlato al otro lado del mar, en Galicia, donde las mujeres esperan y enloquecen.

El film aúna una inequívoca vocación narrativa, que lo acerca al relato aventurero, con una voluntad cercana a lo experimental, en la línea de los cortos anteriores de Delgado y Girón, lo cual da como resultado una mezcla explosiva, que a veces estalla en fragmentos memorables, donde tanto el paisaje como la figura humana se diluyen y convierten en formas irreconocibles, alucinadas. Y el conjunto se dirige abiertamente hacia una revisión sin concesiones de la ‘conquista’ del ‘nuevo mundo’, destapa su violencia y su brutalidad desde perspectivas que van de lo político a lo antropológico, en una sugerente apuesta en la que se dan cita desde Juan de Orduña a Jules Michelet, pasando por Werner Herzog. Este crítico ve redundantes algunas apostillas finales, dedicadas a hacer innecesariamente explícita esa deriva ideológica, pero bien puede equivocarse. Pues, más allá de eso, Eles transportan a morte revoluciona desde muchos puntos de vista determinados apriorismos del cine español más académico, los hace trizas y nos los devuelve para que los miremos de otra manera. CARLOS LOSILLA

Es interesante descubrir cuánto había de Samuel Delgado en Blanco en blanco (Theo Court, 2019), film que también reflexionaba sobre el poder de la imagen. En conjunción con Helena Girón, la reflexión se ha hecho aún más universal: Eles transportan a morte habla del poder de los símbolos, sobre el significado que les otorgamos y sobre cómo configuran nuestra propia identidad. Con esa potente premisa y con el imaginario colonial en mente, la deconstrucción termina siendo absoluta, el ejercicio se atreve a llegar hasta sus últimas consecuencias. Tal y como ocurría en Montañas ardientes que vomitan fuego (2016), el trabajo con la propia materialidad de la imagen no es algo accesorio, sino que da sentido y forma al propio relato, condiciona la puesta en escena para terminar dando forma a las obsesiones estéticas de ambos cineastas. La incandescencia de sus imágenes ha convertido sus obsesiones en visiones viscerales, profundamente telúricas. JONAY ARMAS