El realismo socialista arranca con las imágenes de los obreros caminando por las calles. Pero es la música de tono circense que las acompaña (compuesta para el montaje actual por Jorge Arriagada, colaborador habitual de Raúl Ruiz) la que introduce, ya desde el inicio, esa discordancia, ese cierto extrañamiento, que demarca, no solo la distancia crítica desde la que el cineasta mira todo lo que registra, sino también, y sobre todo, ese profundo y poderoso sustrato trágico que contiene el film.
Raúl Ruiz era militante del partido comunista cuando rodó esta película que, a su pesar, quedó interrumpida al cruzarse, primero, el rodaje de Palomita blanca (1973) y, después, el golpe de Estado de Pinochet. El largo viaje (en tiempo y distancia) que han recorrido los fragmentos que de ella se conservan llega a su fin con el montaje llevado a cabo ahora por su viuda y colaboradora habitual, Valeria Sarmiento. Para ella la película es un ‘castillo en ruinas’, hecho de fragmentos recuperados, de los restos restaurados (seleccionados en función de su estado de conservación), que solo pueden ofrecer una idea lejana de la película que no pudo ser. Y sin embargo El realismo socialista, el film que ahora vemos, refleja una unidad y una coherencia impecables. Se alternan en la película las secuencias de los obreros que, frente al abandono del patrón de la fábrica reclaman su derecho a hacerse con ella (mientras se evidencia la incapacidad del estado para responder a sus demandas y necesidades) con las que se centran en los complejos (y a veces contradictorios) procesos de gestión de la vida comunitaria en la Colonia Elmo Catalán (que Ruiz rodó contando con la colaboración de los propios habitantes, a los que simplemente proponía situaciones que ellos construían). Un tercer hilo narrativo muestra a un grupo de intelectuales burgueses de izquierda, interpretados por los propios amigos del cineasta, en su profunda crisis de clase. Y lo que acaba por configurarse como una especie de retrato coral de aquella sociedad chilena que estaba en apasionante y exigente fase de transformación, no solo incluye elementos terriblemente premonitorios, sino que resulta ser una devastadora mirada crítica y nada complaciente, hacia el propio proceso de la Unidad Popular. Una ironía que se refleja ya en su propio título (en referencia a la corriente artística soviética) y que, en lo que es una ulterior reflexión metalingüística, afecta incluso a la propia creación artística en un fracaso (un suicidio), que será, también, poético. Jara Yáñez
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Con motivo del estreno de ‘Robot Dreams’ aprovechamos para hablar con el icónico cineasta Pablo Berger.
Durante la conversación, aprovecharemos para desgranar las claves que llevaron a Pablo a rodar esta historia y cómo encaja dentro de su filmografía, pero, como siempre, también para reflexionar con él sobre los cambios de la industria cinematográfica, la democratización de la creación, la reivindicación de la animación, las lecturas de género o la necesidad de abrazar la idea de que el cine también se pueda romper.
‘Robot Dreams’ esta llamada a convertirse otra película de culto del cine español y el tiempo nos dará la razón. Esperamos que no te pierdas esta genial entrevista con Pablo Berger donde conectamos desde la primera conversación.
Guión y comunicador: Diego Rufo
Imagen gráfica y técnico de grabación: Jaime Garzía
Producción de podcast: Iván Patxi Gómez Gallego
https://www.ivanpatxi.es
