Carlos F. Heredero.
Hay un tópico veraniego según el cual el mundo parece detenerse cuando llega la canícula. El acceso a las esperadas vacaciones, el impasse de la actividad política y el paréntesis que se abre a la espera de la rentrée otoñal, entre otros factores, contribuyen quizás a sustentar aquella idea de que el mundo se para cuando los calores empiezan a hacerse sofocantes. Y el universo del cine no es ajeno a esa sensación: muchas películas se guardan para el otoño, bien porque se considera que las altas temperaturas no son propicias para meter a la gente en el cine, o bien porque en septiembre empieza la temporada alta de los festivales españoles y se aspira a utilizar la plataforma mediática que estos ofrecen para potenciar el lanzamiento de los filmes.
Luego sucede que, en realidad, en julio y en agosto se siguen estrenando películas interesantes y que incluso las majors buscan el calendario abierto por el asueto colegial para colocar en las pantallas productos que se creen destinados mayoritariamente a un público infantil. Es lo que ocurre este año con el puntual estreno de Del revés (Inside Out), aunque en realidad ésta es mucho más que una película para niños, pues Pixar abre con ella una nueva brecha por la que irrumpe la más fértil imaginación creativa en el campo de la animación.
Y no es solo Del revés, claro está. Hay otras películas de notable interés que van a llegar a las carteleras durante estos meses de descanso laboral, pero si hay una capaz de darle la vuelta por completo al tópico (empezando por su propio título), ésta no es otra que El mundo sigue, de Fernando Fernán-Gómez: una producción del año 1963 (¡el mismo año en el que se rodaron El verdugo, La tía Tula, Vida de familia, A tiro limpio, Llegar a más, Nunca pasa nada, Young Sánchez y La niña de luto!) que reaparece, ¡por fin!, en una copia debidamente restaurada y que nos devuelve una de las obras más importantes de toda la historia del cine español. Una película que ha permanecido humillada, maltratada, olvidada y ninguneada –salvo por la crítica menos oficialista de este país– durante más de medio siglo, pues ni siquiera llegó a estrenarse en Madrid.
Digámoslo claro: El mundo sigue es la más feroz y menos domesticable expresión de una España tenebrosa, violenta, ruin, machista, ignorante y empobrecida; en definitiva, la España que el Nuevo Cine Español de los años sesenta nunca llegó a retratar con tan descarnados perfiles, la España que el desarrollismo franquista pretendía ocultar bajo la engañosa alfombra del turismo. No es una película de humor negro, pero sí es la radiografía más negra que existe de aquella España. Y tampoco es un esperpento valleinclanesco, pero la exacerbación deformante de su naturalismo genera el más atroz y sombrío de los esperpentos que cabe imaginar.
Su recuperación nos recuerda de dónde venimos y vuelve a echar vinagre en algunas de las lacras más hirientes que todavía sangran entre nosotros (la violencia de género, la explotación de los humildes, la humillación clasista). Nos recuerda que el mundo sigue, que nada se para, que nos queda mucho camino por recorrer y que aún tenemos muchas asignaturas pendientes.
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“¿Cuál es la película con la que más habéis llorado?”. Hace unas semanas mi amigo Manuel Guedán, editor, publicó este tuit que me hizo pensar en cómo nos acercamos a las películas a través del llanto, más en estos momentos en los que pisamos poco la calle y echamos mano del cine como un tratamiento sustitutivo de emociones, casi como si fueran las lágrimas artificiales que me han recetado. Junto a él, intervienen Beatriz Martínez (miembro del Consejo de Redacción de Caimán Cuadernos de Cine) y Antonio M. Arenas (integrante del podcast sobre cine Los jueves, milagro). También escuchamos a la Doctora Renata Fau, oftalmóloga del Hospital Cruz Roja de Gijón.
Las notas del podcast están disponibles en la web de Caimán Cuadernos de Cine: https://www.caimanediciones.es/lagrimas-artificiales/ Puedes seguir todas las novedades del programa en Twitter: @nuevacarpetapod
Música: A Little Tip (Alexandra Woodward), After The Rain (Silver Maple) y Schumann Breathing 432 -licencia Epidemic Sound-. También suenan Aquellos ojos verdes, cantada por Nat King Cole, y Yumeji’s Theme, tema compuesto por Shigeru Umebayashi para la banda sonora de Deseando amar.
