Carlos F. Heredero.
Durante cuatro años y siete meses, en 52 números sucesivos, Cahiers du cinéma. España ha acudido puntual a su cita con sus lectores. Esta apasionante aventura, que comenzó en mayo de 2007, encuentra ahora, en diciembre de 2011, una nueva coyuntura –no buscada por nosotros– que obliga a Caiman Ediciones a dejar de utilizar esta cabecera y a emprender, sin solución de continuidad, la publicación inmediata de una nueva revista que se llamará Caiman (cuadernos de cine).
Sucede que la casa británica Phaidon (actual propietaria de Cahiers–Francia) ha planteado –en el momento de renovar los acuerdos existentes– una serie de exigencias que hacen inviable, de hecho, la continuidad de Cahiers-España, puesto que afectan, de manera determinante, a la viabilidad económica del proyecto, a la autonomía de su gestión empresarial y a la independencia editorial de sus contenidos. Unas exigencias que habrían convertido a Cahiers-España en lo que nunca fue: una mera sucursal o extensión del Cahiers francés, algo que nunca estuvo ni en la gestación (impulsada por Caiman Ediciones), ni en el horizonte ni en la naturaleza de la presente publicación.
Pues bien, llegados a este punto, lo que está en juego no es tanto la continuidad de Cahiers-España como la continuidad de una publicación con estas características y con esta misma línea editorial. Lo que ha encontrado su sitio entre los lectores españoles es una revista capaz de proponer, mes a mes, una lectura crítica del conjunto del universo cinematográfico desde perspectivas contemporáneas, igualmente atentas al ámbito creativo, a la reflexión historiográfica y teórica, a las cuestiones industriales y políticas, a los nuevos horizontes y soportes audiovisuales y a la propia autorreflexión sobre el ejercicio de la crítica. Y es precisamente a este modelo de revista al que Caiman Ediciones dará continuidad, a partir del mes que viene, con la publicación de Caiman (CdC).
La idea crítica según la cual “la estética es la piedra de toque ética y política de todo juicio del gusto” (como decía Jean-Michel Frodon) se funda sobre “una aventura del pensamiento que sigue siendo hoy más necesaria y pertinente que nunca”, y que es, exactamente, la que seguirán acometiendo, desde enero, 2012, las páginas de Caiman (CdC). Páginas que se seguirán planteando, sin cesar, aquello para lo que, según Stéphane Delorme, debe servir ante todo una revista de cine; es decir, para buscar “todos los medios de suscitar el deseo [de ver cine y de pensar el cine] y todos los medios de prolongarlo”. Es al servicio de estas ideas, que siguen hoy igual de vivas y que asumimos en su plenitud, como se desplegarán los trabajos de Caiman (CdC).
La tarea continúa siendo, por lo tanto, igual de apasionante. Si se trata de suscitar el deseo de ver y de pensar el cine, de prolongar una “aventura del pensamiento” capaz de impulsar la reflexión en torno a la ética y a la estética que están implícitas en cualquier consideración crítica, entonces es preciso continuar trabajando para seguir interrogando a las imágenes (cualquiera que sea su soporte o el espacio en el que se desplieguen), para movilizar nuestra mirada sobre la historia, sobre el presente y sobre el futuro del cine. Lo seguiremos haciendo en las páginas de Caiman (cuadernos de cine).
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