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La ópera prima de la realizadora costarricense se encuadra en cierta idea de realismo mágico para elaborar un film de personaje: el rostro, el cuerpo, los movimientos y la mirada de Clara (interpretada de manera realmente impactante por Wendy Chinchilla) son el centro absoluto de toda la película. Clara Sola es el relato (por momentos ensoñado y poético) de una mujer fuera de cualquier norma, condenada y reprimida bajo la opresión de una madre católica que le obliga a ‘trabajar’ como santera y sanadora. A través de una poderosa conexión con la naturaleza, que se expresa a través de imágenes en las que la cámara parece querer fundirse con la frondosidad de la selva, y de un lenguaje sensorial y sutil que permite sentir la piel y el respirar de los personajes, Clara Sola es una película sobre la sexualidad femenina que puede ser leída como un canto a la liberación de la mujer y su emancipación. Una alegoría en  torno a la necesidad imperiosa de romper barreras, de acabar con las limitaciones y los tabúes, aunque sea a fuerza de gritos y fuegos devastadores. Porque para Álvarez Mesen el único refugio posible es la naturaleza y los animales.

Jara Yáñez