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En uno de los momentos más reveladores de Cahiers noirs, Ronit Elkabetz relata la primera noche que salió a una discoteca con quince años. Maquillada y vestida para la ocasión, Ronit acabó encontrándose con un profesor de su colegio que, con maniobras más o menos sutiles, acabó llevándosela hasta su casa, a las seis de la mañana, no sin antes agarrarle la mano y besarle los dedos. Lo cuenta con vehemencia, la misma que podemos ver en sus interpretaciones, equiparando el terror que sintió ante el acoso del profesor con el que padeció al entrar en casa varias horas más tarde de lo que tenía permitido. Una secuencia entre risas,  ya que al fin y al cabo, incorpora al relato a su padre, una figura entre autoritaria y cómica a lo largo de una cinta cuyas imágenes son filmadas por su hermano, Shlomi Elkabetz. Los dos hermanos rodaron varias películas entre 2004 (To Take a Wife) y 2016, año de la muerte de Ronit por un cáncer de pulmón, justo después del estreno y promoción internacional de Gett: The Trial of Vivianne Amsalem. Todas ellas películas protagonizadas por Ronit, que por aquel entonces se había convertido en uno de los rostros más conocidos del cine israelí.

Cahiers noirs es un díptico de tres horas y media que se presenta como dos películas distintas que comparten los mismos créditos, pero que presentan significativas diferencias en su tono; aún así tiene poco sentido establecer diferencias entre ellas. El arranque se produce en las calles de París, cuando Shlomi recuerda la profecía de un vidente marroquí que le alertó de la pronta muerte de su hermana. En retrospectiva, Shlomi vuelve al inicio de sus carreras, a la polémica familiar con ocasión del estreno de su primera película (inspirada por una aventura amorosa de su madre), y estas películas autobiográficas se ven enriquecidas por las horas y horas de imágenes que fue recogiendo, fundamentalmente de su hermana y madre, quien acaba por reconocer que se ha acostumbrado a la cámara de su hijo y que ya no se siente intimidada por ella. De algún modo, puesto que To Take a Wife estaba ambientada en 1979, la historia familiar se remonta a esos años, con las imágenes de la película de ficción ejerciendo de flash-back, cuando Ronit y Shlomi aún eran niños. Ronit interpretaba a Vivianne, nombre ficticio de su madre, y Vivianne se convertirá en algo así como su alter ego. La primera parte de la película va introduciendo sucesivos capítulos, “Vivianne”, “La madre”, “La hija”, “El hermano”, que nos van acercando a los distintos personajes. La segunda parte, aunque mantiene la estructura en capítulos, es ya una película enteramente centrada en Ronit y el avance de su enfermedad.

Alternando entre Tel Aviv y el apartamento parisino que servía de estudio a los dos hermanos, Cahiers noirs tiene algo de recapitulación de la obra de Ronit y Shlomi Elkavetz, también de epílogo y de última colaboración entre los dos hermanos, por más que inevitablemente se nos presente como una película “escrita y realizada por Shlomi Elkavetz”. En tanto retrato de una familia y una sociedad o como elegía de una hermana y actriz excepcional (los ensayos de Gett son inequívocos al respecto), Cahiers noirs es una película única y fuera de lo común. Cannes se la guardó desde 2020 y no se me ocurre ahora mismo mejor regalo para la edición de 2021.

Jaime Pena