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De una manera previsible, la novela Immodest Acts: The Life of a Lesbian Nun in Renaissance Italy (Studies in the History of Sexuality), de Judith C. Brown, ha quedado convertida en manos de Paul Verhoeven en una suerte de El Papa terrible, aquel relato de Jodorowsky que en un tono lúdico y sin sutileza alguna ponía patas arriba el Renacimiento para establecer una feroz carga en contra de las prácticas de la Iglesia y sus numerosas incoherencias. Como ocurre de manera habitual en la filmografía de este terrorista del cine de género, el film intenta transitar una fina línea que siembre ambiguas pistas sobre si en algún momento se toma en serio a sí mismo, del mismo modo que ocurre en el relato con la credibilidad de los estigmas que va sufriendo su protagonista. Benedetta está atravesada por unas visiones en las que la joven se ve rescatada por Jesuscristo que ya anuncian la forma en la que el film no dejará títere con cabeza. De manera descarada, la visión del macho se impone hasta alcanzar lo desagradable en este universo construido por mujeres. La garra de la juventud y el pulso de la madurez del cineasta se han ido desvaneciendo hasta que su mirada socarrona lo ha terminado protagonizando todo. Estamos lejos de la pulsión estética que daba sentido a Showgirls (1995), atraído más por las costuras del relato que por la gramática con la que abordarlo. En esta nueva etapa de Verhoeven que parece haber empezado con Elle (2016), el cineasta continúa buscando maneras de boicotear su propio cine mientras se divierte en el proceso.