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Hace un año Caimán CdC iniciaba una nueva etapa con la que buscábamos, lo dijimos entonces, evolucionar a partir de nuestra propia trayectoria, crecer y ampliar los horizontes de reflexión sin perder de vista nuestros referentes. Siempre desde la idea de la crítica como “ejercicio radical, riguroso, sin prejuicios y comprometido” y por ello, atentos a los cambios y los desafíos a los que el audiovisual contemporáneo nos enfrenta cada día. Entre nuestros principales retos señalamos entonces el de la introducción de una perspectiva feminista, que fuera también interseccional, y que nos permitiera profundizar en el ejercicio necesario de una revisión de la genealogía en este sentido. En el año en el que murió Godard hemos dedicado artículos específicos al cine afroamericano de los orígenes, a la ficción juvenil queer, a la representación del aborto en el cine o a la introducción de la perspectiva feminista en el biopic más reciente. Nos hemos detenido específicamente en la obra de cineastas hasta ahora muy poco atendidas como Marguerite Duras, Márta Mészáros o Chick Strand y hemos seguido con especial detenimiento el destacado lugar que han ocupado, tanto en festivales internacionales como en sus estrenos en nuestro país, las obras de directoras españolas como Carla Simón, Elena López Riera, Alauda Ruiz de Azúa o Pilar Palomero.

Pero resulta sugerente e inspirador pensar hoy este ejercicio rápido y parcial de balance interno, siempre sobre la base de un imprescindible y continuo espíritu autocrítico, en paralelo a las revisiones que, como cada año por estas fechas, nos permiten entender mejor las tendencias, corrientes y movimientos que han definido el cine de 2022. Sobre ello publicamos en este número los habituales listados de ‘lo mejor del año’ y también distintos artículos de análisis con los que se busca reflejar la imagen cartográfica no solo de lo que la producción de largometrajes internacionales ha supuesto, sino también de lo que las particularidades de la creación española han generado. Como novedad, se incluye esta vez además lo que tanto las series como los cortometrajes (dos de los espacios creativos a los que, también de manera específica desde hace un año, hemos buscado dedicar una mayor y más completa atención crítica) han aportado a toda esta mirada general. Pero es particularmente interesante relacionar a su vez todo esto con uno de los acontecimientos que más revuelo ha generado en el último mes: la inesperada ascensión de Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles, de Chantal Akerman (1975) al primer puesto de la encuesta que, cada diez años (desde 1952), elabora la revista británica Sight and Sound para establecer el listado de ‘las mejores películas de la Historia’. Un hecho que pone efectiva y definitivamente sobre la mesa la posibilidad de reelaborar las genealogías, de revisar el canon para hacerlo más plural y, sobre todo, de subvertir viejos sesgos. Siempre conscientes, claro está, de que una lista como esta nunca es completa, ni absolutamente justa o rigurosa y que eso de ‘la mejor película de la historia’ es siempre muy discutible tal y como, por otra parte, siempre ha sido (aunque nunca hasta ahora haya generado tanto cuestionamiento en torno a su ‘credibilidad’). Es posible leer el resultado, sin embargo, como reflejo más preciso y amplio de la sociedad y la cultura del presente y eso, mucho más allá de las trasnochadas acusaciones de tendenciosidad woke, se explica gracias a la necesaria ampliación del número, la pertenencia generacional y la procedencia de sus votantes. Pero el ascenso de Jeanne Dielman… nos permite además vislumbrar un poderoso cambio de paradigma que se refiere al concepto del gusto, a la consideración de la cinefilia y a la valoración crítica. Porque la película de Akerman no solo coloca en lo más alto a un film de poderosa conciencia feminista, sino también a toda una tradición de cine experimental y de vanguardia, de un rigor implacable y una radicalidad estética y política que son, por sí mismas, las más poderosas armas de desestabilización, ruptura y disidencia. Y como demostración, la ola de airadas respuestas tras confirmarse la nueva posición del film en la lista. “Things will never be the same” dice Laura Mulvey en su artículo esencial de reflexión sobre el resultado de esta encuesta…

Jara Yáñez