La directora iraní Sepideh Farsi, de larga trayectoria tanto en el documental como en la ficción, irrumpe en nuevos territorios con su primer film de animación, The Siren. Y ha entrado por la puerta grande, inaugurando la sección Panorama en la pasada Berlinale y participando en la sección oficial del Festival de Annecy, hasta llegar finalmente a la SEMINCI y su nueva sección Alquimias, dedicada a propuestas contemporáneas de una diversidad de lenguajes y contextos geográficos. The Siren es una historia de amor y dolor, de fraternidad y pérdida; una mirada sobre el pasado desde el presente. El comienzo de la guerra entre Irán e Irak en los años ochenta es aquí capturado a través de los ojos de Omid, un adolescente de catorce años que, en lugar de escapar, decide quedarse cuidando a su abuelo y buscando a su hermano. En ese relato de los que permanecen en la ciudad destruida de Abadan, Omid conoce a una serie de personas con distintas historias, a quienes intenta salvar en un acto de resistencia que, como la propia directora indica, “no es a través de las armas sino de otra forma”. La animación permite a Farsi retratar un lugar que ya no existe y al que no podría volver, indagando en el pasado que de alguna manera dejó atrás al irse a Francia décadas atrás. Adicionalmente, la mezcla entre 2D y 3D le da una apariencia plana a la imagen que, junto con los colores terrenales que la inundan –reflejando el humo y las cenizas–, hacen que la división entre personaje y paisaje se desdibuje constantemente. Y aún así irrumpen el azul y el rojo que, como el agua y la sangre que se mezclan en el rostro de Omid, resaltan una y otra vez como destellos de color en medio de un fondo gris. Daniela Urzola