Tras documentales animados como Crulic, camino al más allá y The Magic Mountain o la cinta animada para todos los públicos titulada Las vidas de Marona, la realizadora rumana Anca Damian nos entrega su último trabajo, presentado a la Sección Oficial del pasado Festival de Cine de Rotterdam: The Island. Una fusión aparentemente imposible entre la imaginería del duo conformado por Alejandro Jodorowsky y Jean Giraud “Moebius”, la estructura de los videojuegos de plataformas, retazos estilísticos y formales de la cinta de animación europea El planeta salvaje de René Laloux y la estructura narrativa de la Disney de la época de Jeffrey Katzenberg. Todo a partir de una reinterpretación libérrima de la novela clásica de aventuras Robinson Crusoe de Daniel Defoe e inspirada en la obra Insola del escritor Gellu Naum.
Un collage gráfico que se mira en las extravagancias en imagen real del mejor Terry Gilliam -entre Las aventuras del Baron Münchhausen y Miedo y asco en Las Vegas– para, a partir del mencionado relato de Daniel Dafoe, construir un cuento social sustentado por las bases del musical al estilo de Stephen Sondheim, para bombardear narrativa y conceptualmente al espectador con un espectáculo lisérgico donde los náufragos del pasado aquí son reconvertidos en migrantes contemporáneos y las pantallas de los dispositivos móviles se convierten en metáfora de la desconexión emocional acerca de los problemas del mundo actual y el sufrimiento humano. Todo conformado a partir de un dispositivo formal que hace uso de todas y cada una de las técnicas y estilos de la historia del cine animado (desde stop motion a una hibridación entre la técnica 2D y el modelado digital en 3D) incrementando y potenciando la cualidad lisérgica de la propuesta. Una propuesta tan barroca y prolija en sus postulados, que necesitará de múltiples visionados para poder absorber y asumir, en su justa medida, todo aquello que nos ofrece una obra tan rupturista y a contracorriente.