Carlos F. Heredero.
Lo aprendimos en Carta de Siberia (1957). Aquel documental nos convenció de que una misma realidad se puede contar, al menos, de tres maneras distintas. Pues bien, si echamos un vistazo a la cartelera de enero, el paisaje que contemplamos parece propicio para hacer la prueba realizada por Chris Marker. Intentémoslo:
1. Estamos de celebración. Resulta imposible sustraerse al entusiasmo que provoca el hecho de poder ver en salas, en un solo mes, las nuevas y esperadas películas de Paul Thomas Anderson (The Master), Miguel Gomes (Tabú), Michael Haneke (Amor), Steven Spielberg (Lincoln), Kathryn Bigelow (La noche más oscura), Ermanno Olmi (Il villaggio di cartone), Javier Rebollo (El muerto y ser feliz), León Siminiani (Mapa), Basilio Martín Patino (Libre te quiero), Nuri Bilge Ceylan (Érase una vez en Anatolia) y Quentin Tarantino (Django desencadenado), aunque las dos últimas se han quedado fuera de este número porque no se han hecho pases antes de nuestra fecha de cierre. La alegría es generalizada. El retraso secular de nuestra distribución comercial empieza a retroceder. Nos ponemos al día. Lo más vivo, lo más audaz y lo más interesante del cine mundial, aquí y ahora, llega a los espectadores españoles con razonable puntualidad. Sobredosis de adrenalina.
2. Estamos preocupados. La acumulación de estrenos importantes, casi la montonera de decisivas películas del cine actual que se agolpan en la cartelera de enero, puede generar un contraproducente ‘efecto caníbal’, por el cual unos pocos filmes devoren a los demás, o todos ellos se devoren entre sí. Estamos ante la difícil perspectiva de tener que ir al cine, al menos, once veces en un solo mes, a una media de siete euros por película. Hágase la cuenta. La falta de planificación, o de coordinación mínimamente cautelosa, puede perjudicar a los estrenos industrialmente más débiles o con menos capacidad para hacer promoción. De la sequía hemos pasado al overbooking, del ayuno al empacho. No damos abasto. Ni siquiera tenemos páginas suficientes. Subidón de agobio.
3. Estamos expectantes. Se anuncia el estreno de las nuevas películas de Anderson, Gomes, Haneke, Spielberg, Olmi, Bigelow, Patino, Siminiani, Rebollo, Bilge Ceylan y Tarantino. Todos ellos a lo largo de enero en las salas comerciales. Por una vez, habrá donde elegir. Será preciso estar atento a la cartelera para que, bajo la catarata de la publicidad generada por los estrenos más industriales, no se nos escapen aquellos otros que solo pueden acceder a las salas más pequeñas. Hay que hacer un esfuerzo, buscar páginas donde no las hay (hemos añadido ocho respecto a nuestras 92 habituales) y encontrar la manera de dialogar provechosamente con la mayoría de estos cineastas. También habrá que ahorrar para ir al cine, lo que siempre es una buena causa. Euforia reflexiva.
Y ahora, volvamos a Chris Marker. En las tres opciones anteriores, el paisaje de fondo es evidentemente el mismo (y además nos provoca un fuerte deseo de cine que queremos compartir), pero el lector puede elegir la visión que más le convenza a condición de que no abdique de su propio criterio, ni para considerar lo que pasa este mes, ni para ver las películas que se estrenan, ni para interpretar las lecturas que aquí le proponemos. Esa es la mirada crítica que el buen cine nos educa y nos entrena. Ejercitémosla.
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