Print Friendly, PDF & Email

Lo advertía el psicólogo austriaco Paul Watzlawick en su libro ¿Es real la realidad? (1976), estableciendo un borrado de fronteras entre la construcción de la realidad y la falsa percepción de objetividad. En un contexto en el que las fake news, el relativismo y la simulación han invadido todas las esferas sociales, una figura como el creador Nathan Fielder no puede ser interpretado como una anomalía, sino como el síntoma que refuta la debilidad de las certezas contemporáneas.

Todo empezó con Nathan al rescate (Nathan For You, Comedy Central, 2013-2017) y sus cuatro temporadas intoxicando el concepto de realidad. El actor canadiense manifiesta desde el inicio su voluntad de falsear o adulterar la realidad desde varios experimentos sociales que son presentados en cada capítulo en un trepidante montaje que llega a fusionar hasta tres piezas en escasos veinte minutos. Una entrevista de trabajo donde un niño y una tortuga (!) dan las indicaciones al aspirante por un pinganillo, o un video aparentemente inocente, pero manipulado, en el que un cerdito salva a una cabra de ahogarse en un lago, y que da la vuelta al mundo (la farsa convertida en realidad) serían dos ejemplos de esta dualidad entre lo burdo y lo sutil. Porque donde subyace la sofisticación de la propuesta es en la mirada del espectador.

Fielder muestra las costuras de sus experimentos (el actor usando una barba postiza que evidencia más el disfraz que el camuflaje), pero nunca informa al espectador de si realmente todos los implicados son actores y la ficción lo contamina todo. La omnipresencia de una música propia del happy place más ingenuo parece estar advirtiendo que la naturaleza de las imágenes es demasiado perfecta. El autoengaño del espectador al confirmar con su mirada la necesidad de que la ficción repare las heridas de la realidad convierte en ese momento al showrunner en toxina y terapia al mismo tiempo.

Esta construcción de un personaje a medio camino entre el impostor y el clown encuentra su siguiente mutación en la ficción de Showtime Who Is America? (Movistar, 2018), de la que Fielder fue guionista y cuyo segundo capítulo dirigió. La presencia de Sacha Baron Cohen (un actor de mueca, disfraz y camuflaje) podría interpretarse como alter ego del anterior Nathan, de nuevo con esas barbas postizas tan burdas y ese desdoblamiento de identidades. La hilarante y corrosiva secuencia (escrita y dirigida por Fielder) en la que Sacha se hace pasar por un agente del Mossad que consigue un autógrafo de Dick Cheney (exvicepresidente de la administración Bush Jr.) en un instrumento de tortura manifiesta la audacia de este creador.

Este sarcasmo da paso a una narrativa más pausada y de calado más profundo en How To with John Wilson (HBO Max), de la que Fielder es coproductor. Andrea Morán definió en las páginas de la revista (Caimán CdC núm. 163, pág. 59) la serie como “Un manual de instrucciones para la vida”. Sin perder el tono de humor (John Wilson sabotea una fiesta de la MTV en el primer capítulo), la cámara da testimonio del día a día de un Nueva York apabullante pero que filtra también la soledad de una gran ciudad. Esta evolución de las narrativas en las que se implica Nathan Fielder tienen su culminación en Los ensayos, donde la tragedia consiste en inventar una ficción para huir de la realidad.

Javier Rueda