Estamos en un verano excesivamente tórrido, los termómetros han subido mas de cuarenta grados y en un barrio de Marsella tres chicas intentan refrescarse en el balcón de su casa. Una de ellas hace sesiones de peep show desde su casa, otra sigue unos cursos de escritura y la tercera tiene una relación estable que le genera ciertos problemas. En frente del balcón hay un joven fotógrafo. Cada una imagina su historia con el chico, hasta que algo terrible acaba produciéndose. En su segunda película como directora, la actriz Noémie Merlant decide jugar abiertamente al trazo grueso, con toques de comedia gore, para realizar una película de tesis. Merlant nos detalla el proceso de liberación que llevan a cabo cada una de estas tres mujeres, su deseo de ser sí mismas y vengarse de los hombres que perturban su vida. La comedia aumenta de tono, sale bastante sangre a borbotones y el tono marcadamente grueso de la historia desemboca en una especie de catarsis colectiva en el que las mujeres toman el poder poniendo en cuestión todos los métodos de toma del poder de la masculinidad tóxica. Noémie Merlant ha contado con la ayuda en el guion de Céline Sciamma, pero la escritura del relato carece de sutilidad. Todo va tan directo al grano y todo resulta tan simple que puede resultar efectista pero se echa en falta un poco de complejidad.
Àngel Quintana