Print Friendly, PDF & Email

 

Uno de los recuerdos que rememora Claudiu Crulic en el particular viaje post mortem que Anca Damian emprende en Crulic, camino al más allá (2011) tenía que ver con la profunda herida que le dejó durante su infancia la pérdida de su perro. La muerte de este animal estaba esbozada con finos trazos que delineaban su contorno, una silueta inerte de líneas negras inmovilizada sobre el suelo. De modo similar, una borrosa mancha sobre el asfalto es la primera imagen de Las vidas de Marona. La cineasta recupera el trazo y la esencia del modo en que había representado a ese fiel compañero en la cinta de 2011 para presentar aquí a quien será la protagonista de este nuevo film: Marona, una perra que se encuentra en el último instante de su vida.

Al igual que en Crulic, el último largometraje de Damian le da voz a quien acaba de abandonar este mundo para que pueda compartir su historia. Este relato imposible (e inapelable) encuentra en la mezcla de distintas técnicas y estilos de animación (que conjuga la animación tradicional, el 3D y la acuarela con el collage y la superposición de recortes) la forma de expresión idónea para hacer visible el lado subjetivo y emocional del relato: desde el diseño de personajes definidos por sus líneas (circulares, estilizadas y nerviosas en el caso del acróbata Malone, o el contraste de las toscas formas de Istvan con unos marcados, precisos y delicados rasgos en el rostro) a la variabilidad de encuadres, perspectivas y ángulos que transforman en un colorido y pictórico galimatías el universo por el que transita Marona. Es esta libertad creadora la que permite a la realizadora colorear lo intangible: la empatía, el confort de una caricia, el dolor del abandono… Un interminable catálogo de emociones que evidencian el egoísmo humano o la falta de entendimiento entre especies. A pesar del trágico desenlace con el que se abre el film, Las vidas de Marona soporta con magistral luminosidad el lado oscuro de los sinsabores del destino. Un cóctel vanguardista (a veces surrealista, otras fauvista, expresionista o todo a la vez) que apela a través de lo sencillo a la grandeza que hay detrás del amor incondicional.