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El nuevo trabajo de Virginia García del Pino se define al inicio como una película documental performance. Se trata de una investigación en torno a la idea del amor romántico que, como punto de partida, toma el caso de Albert Cavallé, conocido como ‘el estafador del amor’, que seducía a sus víctimas para robarles. La cineasta desarrolló un taller en torno a la noticia a lo largo de varios días en una sala de cine (la Cineteca, en Madrid), que usó como punto de encuentro para el diálogo y se convirtió en el plató de grabación del film. El resultado de aquellos talleres es el documental La estafa del amor. En los encuentros se convocó a varios expertos (un sociólogo, una escritora, un antropólogo y un filósofo) con quienes la directora dialogaba y analizaba diferentes facetas del amor. Pero, sobre todo, la presencia en la sala de un público conformado por personas de diferentes orígenes e ideologías, dio lugar a un espacio de debate y reflexión en torno a diferentes cuestiones relacionadas con el modelo de amor vigente. Nos encontramos, así, ante una obra híbrida, en la que a través de elementos como la presencia de la directora, la lectura del guion que dota de escenografía a los diferentes encuentros o la interpretación de la banda sonora de la película en directo se incorpora una reflexión adicional en torno al hecho fílmico en sí mismo y su necesidad. Aunque por momentos el dispositivo pueda resultar algo deshilvanado, el documental emana una espontaneidad y una sencillez que esconde un estudio sociológico serio y riguroso sobre las dinámicas de poder que giran en torno a un concepto históricamente alienante que se encuentra, hoy en día, en proceso de necesaria y urgente revisión.

Elsa Tébar