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En On Either Sides of the Pond, los personajes ocupan la parte inferior del plano, la zona que queda debajo de una invisible línea horizontal que parte en dos la imagen. El encuadre se convierte así en un acto político, en una acción de resistencia al situar en él a aquellos que parecen estar siendo expulsados de su propia realidad, y que se aferran a reivindicar su espacio, a seguir siendo visibles, a seguir formando parte de su propio contexto. El espacio es fundamental en la ópera prima de Parth Saurabh, un tratado sobre la relación entre el ser humano y su entorno, sobre la huella, el indicio de que la vida ha sucedido. Los edificios, habitados y fantasmales a la vez, manifiestan un claro signo de deterioro (de inundación, de incendio, de abandono, de silencio), ruinas que se mantienen en pie para albergar un presente en construcción. Y en este contexto, una joven pareja. Su presencia en pantalla siempre será lo que prevalezca: el fondo, desenfocado la mayor parte del tiempo, brinda un marco con el que retratar a estos jóvenes, una cuestión que formalmente el cineasta resuelve con la arquitectura (los perfiles de las ventanas o los dinteles de las puertas), pero también con los objetos.

Pausada, contemplativa y serena, On Either Sides of the Pond inhala y exhala lentamente, avanzando con cada plano hacia su propia extinción. Porque esta es también la historia de una ruptura. Una forma de desligarse de aquello que aprisiona el espíritu y somete voluntades. Una película sobre el espacio, que encajona dentro del plano, donde el formato cuadrado favorece esa asfixia que a veces es difícil de identificar. Saurabh maneja los tiempos con mucha precisión, sin caer en la tentación de acelerar en la resolución o sobreexplicar nada. Todo en la película señala hacia una misma dirección: los encuadres y el estatismo de las imágenes; el juego de verticales y horizontales que ostenta cada miembro de la pareja dentro de la composición… En definitiva, una cinta elocuente en lo visual cuyas imágenes respiran cine continuamente.

Cristina Aparicio