Hacia el final del cortometraje I Am Afraid to forget your Face, un plano secuencia muestra al joven Adam saliendo de un velatorio. La cámara sigue desde detrás al personaje mientras abandona la sala, baja las escaleras y llega hasta la calle. En El Círculo (Dayereh, 2000), Jafar Panahi filmaba una escena similar: una mujer que abandona un hospital bajando las escaleras hasta llegar a la calle. Al llegar a ese punto, la cámara dejaba a esa mujer para seguir el movimiento de otra, encadenando así una serie de historias que se enlazaban y complementaban gracias a un movimiento de cámara. El film de Sameh Alaa recuerda a la secuencia del director iraní también en el interés de su cine por examinar el lugar que ocupan las mujeres, la división de los espacios por género y su manera particular de filmar dicha separación.

No será la única escena con valor simbólico del film: en otro momento, la cámara avanza con extremada lentitud desde el final de una habitación hasta quedarse pegada a la nuca de Adam. El gesto del personaje (vestir una prenda que no es suya para aparentar ser otra persona) marca un cambio en el tono del relato, ahora más atrevido, enigmático e incluso subversivo, y culmina con una mirada a cámara que desafía al espectador y a su distancia. Una ruptura de la cuarta pared como mecanismo de empatía e implicación emocional.