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La carta de presentación de Bell Zhong no podía ser más sugerente: asistente de dirección de dos de las cintas chinas recientes más sorprendentes y de imponente estética como son Largo viaje hacia la noche (Bi Gan, 2018) y El lago del ganso salvaje (Diao Yi’nan, 2019). Con Having a Good Time, Zhong se adentra en el galimatías personal de un joven que deambula por las mañanas y espía por las noches. Ambas actividades resultan totalmente intrascendentes o al menos así parece querer reflejarlo el cineasta, que compone una primera parte del film con imágenes de este joven paseando por un parque, en una puesta en escena donde el contexto concentra todo el atractivo de la imagen. El tedio del joven es lo que marca el cambio de las escenas, y también lo que le impide disfrutar de los lugares por los que pasa.

Es en la segunda parte cuando la cinta adquiere un tono más enigmático, convirtiéndose en un film de espías y conflictos paternofiliales no resueltos. Sorprende la destreza del realizador para componer un sofisticado juego de miradas entre varios personajes donde, a pesar de suceder en un espacio atestado de gente, no se genera ningún tipo de confusión. Al contrario, hay una inteligente manera de narrar los hechos que se apoya en varios espejos y en el inteligente manejo de una cámara que, sin resultar forzada en ningún momento, registra los movimientos de sus personajes dentro del plano. Pero no será hasta el final del cortometraje cuando se produzca el verdadero hallazgo visual, que parte de un recuerdo, se materializa en un pequeño objeto intrascendente y representa la naturaleza misma del amor.