Las distintas perspectivas y rupturas formales presentadas en esta 68 edición de la SEMINCI, dentro de la palpitante sección documental ‘Tiempo de Historia’, se ha visto intensamente reconfigurada en el coraje y la valentía del primer largometraje de Tana Gilbert, Malqueridas. El corazón de su tesis se sitúa en la resemantización de los roles de la familia, la política de los cuidados y la maternidad. Temas abordados desde su primer cortometraje Descansa, Zulema (2013) dedicado a la mujer que la crío, pero con una particularidad que estriba en la concepción de sus imágenes. Por medio de un ambiguo, a la vez doloroso y necesario, ejercicio de comprensión de las sombras de lo que significa ser madre en la cárcel, la cineasta chilena elabora todo su dispositivo formal con materiales amateurs que las propias reclusas grabaron con sus teléfonos móviles clandestinos. Este archivo de mujeres privadas de libertad es una invitación a la inclusión, la visibilidad y la denuncia de este tipo de espacios marginales (el centro penitenciario San Joaquín es la cárcel de mujeres más grande de Santiago) donde el 92% de sus ocupantes son madres.

Cada una de estas ‘imágenes pobres’ testimonian la violenta dislocación, transferencia y desplazamiento de los afectos perdidos y sus consecuencias intrafamiliares. Una cámara de ecos que revaloriza el poder del cine cooperativo generando un entrelazamiento de evocaciones y referencias personales a modo de ‘museo interior’ con la capacidad de superar las nocivas secuelas del malquerer. El testimonio de las veinte mujeres/creadoras se puebla de imágenes que tienden más a la abstracción que al recuerdo, completando un circuito colaborativo que se reivindica como vínculo creativo y como traducción de un devenir que niega la escenificación de su propia agonía. Felipe Gómez Pinto