Antes que la representación argentina (El hombre que amaba a los platos voladores), pero igualmente muy por debajo de la línea de flotación media de la Sección Oficial, tampoco la representación chilena estaba a la altura de un festival internacional, con lo que la presencia latinoamericana en Donosti –en lo que respecta a su escaparate principal– ha quedado completamente deslucida. La película de Maite Alberdi (El agente topo, La memoria infinita) comparte con la argentina el hecho de estar basadas ambas en sendos casos reales, luego fabulados con libertad por los respectivos cineastas. Aquí, para contar la historia de Mercedes, la tímida secretaria del juez encargado de investigar el asesinato perpetrado por la popular escritora Marina Carolina Geel al matar a su amante. La protagonista encuentra en la vida y en la casa de la escritora un lugar en el que se siente realizada y en el que puede  escapar de su gris y humilde rutina hogareña, carente por completo de alicientes. Sin embargo, la directora configura con esta historia –una materia dramática de evidente potencial cinematográfico, y además con ilustres referencias a su alcance– una narración sin garra, completamente previsible y, lo que es peor, con una puesta en forma que destila naftalina por todos sus amanerados fotogramas. Y esto a pesar del esfuerzo de su protagonista, una Elisa Zulueta que da lo mejor de sí misma dentro de una carcasa sin apenas vida y llena de estereotipos.

Carlos F. Heredero