Es el momento temido en todos los festivales: aquel en el que muchos nos preguntamos por qué una película determinada está en la sección oficial del certamen. Fatalmente, ese momento llegó en este SSIFF-2021 tras salir de ver la nueva realización de la peruana Claudia Llosa, cuya selección en el escaparate principal de San Sebastián resulta difícilmente comprensible, puesto que se trata de un film confuso, resuelto con tan grandes pretensiones como torpeza narrativa y de puesta en escena. Un film que se sitúa muy por debajo de casi todo lo que llevamos visto hasta ahora. La producción parte de la novela de Samanta Schweblin y su tema de fondo apunta directamente al vínculo profundo, íntimamente biológico y casi telúrico, que une a las madres con sus hijos (sean estos niños o niñas), pero la estructura elegida para desarrollar esto superpone, en diferentes escalones, distintas voces en off narrativas que finalmente se desvelan más bien caprichosas o, al menos, casi ornamentales, puesto que no terminan de encajar dentro de un planteamiento coherente de conjunto. Añádase una puesta en escena más bien ampulosa, donde la cámara nunca se sabe por qué está colocada donde está y donde el tamaño de cada plano se antoja casi siempre caprichoso. El resultado es un trabajo tan ambicioso como fallido, y sin mayor interés.
Impulso y alcance en la industria cinematográfica.