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Curtas Vila do Conde 2014.
Martin Pawley.

Hay ediciones mejores y peores, pero ninguna es prescindible. Curtas de Vila do Conde es un festival modélico en su apuesta exigente por los contenidos y su desinterés expreso por el artificio –luces, alfombras– por el que otros se desviven. Puro cine, pero no solo películas; también proyecciones-concierto o las instalaciones y performances de la Galería Solar. Razones que hacen de Vila do Conde un lugar de encuentro obligado cada mes de julio.

La debilidad que aún arrastra el cine portugués a causa de la crisis económica se hizo evidente en la competición nacional, menos sólida que otros años. Pocas sorpresas –la más agradable, First Light de Mariana Gaivão, concisa y bellísima en su evocación sensorial e impresionista del despertar de un día– y triunfo final de un ensayo poético sobre amores y viajes en cuidado 16mm, O triángulo dourado de Miguel Clara Vasconcelos. Descartada la vulgaridad disfrazada de (decrépita) transgresión de Gabriel Abrantes en Taprobana, lo mejor vino de Sandro Aguilar: False Twins, que completa un fascinante díptico con la precedente Jewels y que, como aquella, nos apela a usar la razón y la imaginación para huir de la comodidad en la que se ha instalado el espectador contemporáneo. Sobre imágenes –asombrosas, como siempre– de monos enjaulados, bichos en formol y un planetario se escuchan textos sobre los primeros habitantes del planeta, las reglas de un videojuego de naves espaciales o las instrucciones de un manual de reanimación cardiopulmonar. Y la elección, que no queden dudas, no es caprichosa.

En Camboya 2099 de Davy Chou, ganadora del concurso internacional, dos jóvenes se cuentan los sueños y pesadillas de la noche anterior en una isla de Phnom Penh en proceso de brutal transformación a cuenta de multimillonarias inversiones inmobiliarias chinas. Hay algo de tierna melancolía en su retrato generacional, digital y urbano. En la competición experimental venció una que no lo es demasiado, Hacked Circuit, valioso documental de Deborah Stratman que rinde tributo a los creadores de efectos de sala en un único y virtuoso plano secuencia.