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En gallego el término ‘luscofusco’ sirve para describir ese momento entre el día y la noche en el que la luz está a punto de desaparecer o está llegando de nuevo. Ese instante mágico que contiene el fulgor de un sol rabiando por esconderse y el impulso de una oscuridad ansiosa por imponerse. Lo más hermoso del concepto es su dimensión puramente lumínica: se transforman las texturas, los colores e incluso las formas dando paso a una nueva perspectiva. Carefree Days existe en el ‘luscofusco’ que experimenta Xu Lingling, una joven con una recién diagnosticada enfermedad renal crónica. La celeridad de la cámara, en consonancia con el ritmo vertiginoso de vida de su protagonista, se frena de golpe mientras esta ondea una bandera en la que puede leerse con grandes letras el lema carpe diem. Porque vivir el momento es lo que se propone una joven desahuciada de este mundo. La rebeldía juvenil se intercambia con la urgente necesidad de experiencias, porque no hay forma más intensa de sentir la vida que con la muerte presente. Ming construye un hermoso espacio crepuscular de luces y sombras, de trenes que vienen y van, de contradicciones y lecciones valiosas. Un espacio que es a la vez una gran pista de baile en la que celebrar la vida: la pasada, la presente y la que aún está por llegar. Cristina Aparicio