Print Friendly, PDF & Email

Bienvenidos a Chechenia es un documental de guerrilla en el que las imágenes se acumulan como una barricada simbólica que ha de impedir, como sea, que el mal derrumbe la puerta que nos separa de un tiro en la cabeza. El documental de David France es como una operación cardiovascular de urgencia, no hay que pedirle que las suturas no dejen marcas, hay que exigirle que le salve la vida. Y quizá su difusión sirva para mejorar los resultados de la peligrosa tarea que está llevando a cabo la red que enlaza las diferentes organizaciones LGTBIQ+ que se extienden a lo largo y ancho del vasto territorio que ocupa la Federación Rusa; una organización semiclandestina cuyo objetivo no es otro que el de poner a salvo a todos aquellos que son perseguidos, torturados e incluso asesinados por su orientación sexual. Bienvenidos a Chechenia se defiende de ese genocidio (¿acaso hay otro término más adecuado?) soltando ráfagas de imágenes procedentes del seguimiento de casos reales, de informativos, de entrevistas y de videos domésticos que relatan las peripecias que activistas y perseguidos han de llevar a cabo para escapar de las purgas ordenadas por el presidente checheno Ramzán Kadýrov, toleradas por Vladimir Putin. El sustrato de los testimonios modifica la forma de este documental producido por la HBO que se convierte en la narración de un exilio escalonado y masivo, un éxodo marcado por el dolor, el miedo y la desesperación; un temor de tal magnitud que hace de la tecnología deepfake un instrumento necesario primero para proteger la identidad de los protagonistas y, en ultima instancia, para convertirse la máscara que habrá que quitarse para mirar, cara a cara, a la tiranía.